La incidencia de la insuficiencia cardiaca en nuestro país ha aumentado más de un 30% en la última década. Así lo ha advertido la Fundación Española del Corazón (FEC) en el marco de la celebración, el pasado fin de semana –del 10 al 12 de mayo–, del Día Europeo de la Insuficiencia Cardiaca, efeméride instituida por la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) con el objetivo de informar y concienciar a la población sobre una enfermedad que, solo en 2011 y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), causó el fallecimiento de 37.049 españoles.

En palabras del doctor Nicolás Manito, presidente de la sección de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “la insuficiencia cardiaca es la causa más frecuente de hospitalización en España y su incidencia ha aumentado más de un 30% en los últimos años, un aumento que se explica por el incremento en la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular; la mejora en el diagnóstico de la enfermedad consecuente con los avances médicos; y el envejecimiento de la población, ya que se trata de una patología relacionada directamente con la edad”.

Y es que si bien la insuficiencia cardiaca puede manifestarse a cualquier edad, su incidencia aumenta significativamente con el paso de los años. Así, y según se desprende del Estudio PRICE, la enfermedad afecta al 6,8% de los españoles mayores de 45 años y hasta a un 15-20% de los mayores de 85 años.

Enfermedad frecuente, grave y progresiva

La insuficiencia cardiaca, responsable de la muerte diaria de más de 100 personas en nuestro país en 2011, está catalogada como una de las causas más importantes de muerte cardiovascular en la población adulta.

En consecuencia, recuerda el doctor Manito, “es muy importante que la población en general y, aún más, los propios pacientes que ya han sufrido una cardiopatía, obtengan la suficiente información general sobre esta enfermedad que mucha gente aún desconoce”. Y en este contexto, como incide la FEC “el mejor tratamiento para la enfermedad pasa por la práctica de un estilo de vida saludable y evitar los típicos factores de riesgo cardiovascular –caso de la hipertensión arterial, colesterol, diabetes, obesidad, tabaquismo, enolismo y sedentarismo–, así como medir de forma periódica la tensión arterial y la frecuencia cardiaca”.

Sin embargo, la insuficiencia cardiaca, enfermedad frecuente, grave y progresiva, no siempre tiene cura. Pero como destaca el doctor Manito, “gracias a los tratamientos médicos actuales se ha conseguido reducir la mortalidad global entre un 25-30% durante los 2-3 primeros años; además, cada vez tenemos más dispositivos como los desfibriladores automáticos implantables y los marcapasos tricamerales y también existe la opción del trasplante cardiaco y la asistencia ventricular mecánica –los consabidos ‘corazones mecánicos’– para aquellos pacientes que presentan una insuficiencia cardiaca muy avanzada”.

Carga económica

A todo ello se aúna la elevada carga económica asociada a la insuficiencia cardiaca. Como concluye el doctor Manito, “los costes originados por esta enfermedad son similares o incluso superiores a los que produce el cáncer, ya que el 67% del gasto que supone esta patología depende de la hospitalización, dónde actualmente se destina la mayor parte del presupuesto de la sanidad pública”.

– A día de hoy, la Asociación de Enfermos del hospital 12 de Octubre de Madrid y la Asociación Síndrome de Marfan, asociaciones de pacientes dedicadas a la insuficiencia cardiaca, son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?