La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha solicitado al Gobierno que los cigarrillos electrónicos sean considerados productos sanitarios, una medida que garantizaría la calidad de estos productos y facilitaría la realización de ensayos clínicos sobre las ventajas y desventajas asociadas a su consumo.
«Desde nuestra Sociedad, puntualiza la Dra. Pilar de Lucas, presidenta de la SEPAR respaldamos al Gobierno en su intención de regular el uso del cigarrillo electrónico. Y asimismo, consideramos que ante las dudas que plantea la formulación de estos productos, su regulación como medicamento facilitaría que se evaluara de forma científica la eficacia y la seguridad de su uso y obligaría a que su producción estuviera sometida a intensos controles de calidad«.Efectos desconocidos
La regulación de los cigarrillos electrónicos como medicamentos posibilitaría el logro de tres importantes avances. Como explica el doctor Segismundo Solano, coordinador del Área de Tabaquismo de la SEPAR, «en primer lugar se controlaría su consumo, dónde y cómo; en segundo lugar se velaría por unos estándares de calidad en su producción y distribución; y en tercer, lugar se facilitaría la investigación científica y médica de este dispositivo que, sin duda, puede ofrecer ventajas frente al consumo de tabaco tradicional y tiene aspectos que pueden ser positivos en procesos de deshabituación«.
Como recuerda la SEPAR, aún a día de hoy existen importantes vacíos de conocimiento en torno al cigarrillo electrónico, caso de «los efectos a medio y largo plazo de sus ingredientes«.
Por lo que respecta a las sustancias químicas que contiene el líquido del cigarrillo electrónico, sustancias que son vaporizadas y llegan directamente a los pulmones, las más habituales son el propilenglicol, la glicerina y la nicotina. Y como explica el doctor Carlos Jiménez, Director del Programa en Investigación en Tabaquismo de la SEPAR, «algunas marcas no contienen nicotina, y que las que la contienen lo hacen en menor porcentaje que en los cigarrillos habituales. El propilenglicol y la glicerina son inocuos cuando son utilizados por vía oral. No obstante, cuando son utilizados por vía inhalada, su inocuidad no ha sido claramente demostrada«.
Por su parte, entre las sustancias químicas que se producen por el calentamiento del producto y aparecen en el vapor destacan el formaldehido, acetaldehído y acroleínas, también presentes en el humo de los cigarrillos manufacturados; y metales como níquel, cromo y plomo. Y como alerta la SEPAR, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica todas estas sustancias como carcinogénicas sin determinar un umbral de seguridad para su consumo”.
Estudios poco fiables
Los datos disponibles confirman que el cigarrillo electrónico no solo es consumido por fumadores que quieren dejar el hábito tabáquico. También hay un porcentaje de consumidores –entre los mismos, un 3-5% son menores– que nunca han fumado. Y por lo que respecta a los trabajos que avalan que ayudan a dejar de fumar, «son estudios que presentan importantes deficiencias metodológicas que no permiten obtener conclusiones fiables y definitivas«, concluye el doctor Jiménez.
De hecho, y a la luz de las evidencias actuales, la SEPAR ya desaconsejó el consumo de los cigarrillos electrónicos el pasado mes de octubre.