«Ya estamos en el camino. Me gusta aludir a esta imagen porque estamos todos trabajando en la misma línea para adaptar nuestro Sistema Nacional de Salud, SNS, con el objetivo de lograr la mejor calidad asistencial posible centrada en el propio paciente y adaptada a las necesidades de cada persona». Paloma Casado, Subdirectora General de Calidad y Cohesión del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se refiere a la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el SNS, aprobada en 2012 en el Consejo Interterritorial de Salud «cumpliendo el cometido del Ministerio en la coordinación y cohesión para adaptar nuestro sistema a la cronicidad».
¿Qué supone esa Estrategia?
Define el camino a recorrer por los servicios sanitarios que integran nuestro Sistema Nacional de Salud, marcando líneas estratégicas comunes, objetivos y recomendaciones para hacer frente a los cambios epidemiológicos y sociodemográficos, preservando la calidad asistencial, la equidad y la cohesión. Una Estrategia que se desarrolla en un entorno de colaboración entre el Ministerio y las Comunidades autónomas, las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes. Marca unas líneas de actuación comunes por las que tienen que caminar todas las Comunidades Autónomas. Son líneas generales, estratégicas, con objetivos y recomendaciones que cada una de las Comunidades, dentro del ámbito de sus competencias y de su particularidad social, demográfica, económica e incluso sanitaria desarrolla con su individualidad correspondiente. Pero todas ellas se dirigen a aumentar la calidad asistencial de los enfermos, de los familiares y de los cuidadores, manteniendo la equidad, la cohesión, la continuidad asistencial, la eficiencia en el uso de los recursos , como punto crucial, teniendo en cuenta el papel que desarrolla el paciente.
¿Cual es o debe de ser ese papel del paciente?
Me refiero al paciente como agente del sistema y como agente cooperador. Es decir, como agente que trabaja conjuntamente con los todos los demás agentes implicados en la gestión de su propia enfermedad. El papel del paciente no solamente como centro del SNS, sino como agente activo. Hablamos de un paciente activo, un paciente empoderado, corresponsable y colaborador en la gestión de su patología.
¿Hacia quién o quiénes va orientada la Estrategia?
Esa estrategia se orienta fundamentalmente a la gestión de la cronicidad y, muy especialmente, a prevenir el deterioro funcional que genera la cronicidad. La cronicidad va aparejada al envejecimiento, pero no siempre. El envejecimiento no se puede evitar y, en consecuencia, la cronicidad no se puede evitar, pero si las consecuencias de esa cronicidad: la discapacidad, la mortalidad prematura, las complicaciones y las situaciones de dependencia, que es lo que genera una alteración y la merma en la calidad de vida de los pacientes y familiares. La Estrategia es muy amplia y va orientada a la continuidad asistencial y a la reorientación del sistema sanitario poniendo al paciente en el centro y hablando de las necesidades de la persona. De necesidades en un sentido amplio. Hablando de equidad y de innovación. Innovar no solamente es emplear tecnología, sino repensar las estructuras y los paradigmas que vienen funcionando desde hace tiempo en nuestro SNS. Y , por supuesto, poniendo un acento importante en el fomento de la investigación.
La enfermedad renal crónica es una de los prioritarios centros de atención…
Por la implicación que tiene la enfermedad renal crónica en la calidad de vida de los pacientes y los aspectos socioeconómicos consecuentes, se trata de una forma especial dentro de la Estrategia. El año pasado se aprobó en el Consejo Interterritorial un documento marco sobre esta enfermedad, en la que participó activamente la Sociedad Española de Nefrología y otras asociaciones científicas, las asociaciones de pacientes y grupos de expertos. Entre todos se perfilaron unas líneas generales de abordaje de esta enfermedad. Este documento recoge una serie de objetivos y recomendaciones muy concretas en enfermedad renal crónica y se está poniendo ya en marcha por las CCAA. Ahora nos encontramos con el reto de medir lo que estamos haciendo para continuar mejorando. Se están dando pasos, algunos muy concretos, para reorientar el sistema y colocar al paciente en el centro y facilitar que todos los proyectos se pongan en marcha en las distintas Comunidades del Estado para mantener la cohesión.
¿A qué proyectos concretos se refiere?
Hay unos que dependen de las distintas Comunidades Autónomas y otros que estamos impulsando directamente desde el Ministerio con la colaboración de las Comunidades. Siete son los proyectos se encuentran actualmente en marcha dentro de la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad del Sistema Nacional de Salud. Hablamos del proyecto de estratificación de la población, tan necesario para planificar los recursos y adaptar los recursos a las necesidades de las personas, algo que nos permite identificar subgrupos con diferentes niveles de necesidad y riesgo, lo que puede facilitar la provisión de intervenciones específicas adecuadas a cada necesidad de atención. Además, se ha elaborado con un amplio consenso científico un análisis funcional de tres enfermedades que componen el servicio tecnológico de ‘Gestión de Enfermedades Crónicas’: Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), Diabetes Mellitus y Enfermedad Renal Crónica. El objetivo del proyecto es constituir un sistema de apoyo a la decisión y la elaboración de planes de atención individualizada para los profesionales. También está el proyecto de gestión por procesos, enmarcado en proyectos innovadores de gestión de la información en los diferentes procesos. El de abordaje del dolor. El de detección de buenas prácticas. El de la red de escuelas de salud para la ciudadanía, en el pretendemos empoderar al paciente para que sea un elemento activo en la gestión de la enfermedad y que ya ha visto materializada su página web gracias a la colaboración de los pacientes. Y el de la red de agencias evaluadoras de tecnologías sanitarias, para que todas las prestaciones, tecnologías y procedimientos lleven una evaluación antes de su introducción. Y acaso el más interesante de todos, que es el de incorporación de indicadores comunes de evaluación y seguimiento, pues tenemos que medir lo que estamos haciendo para saber si estamos en el camino correcto para poder seguir en el ciclo de mejora continua de la calidad que es, en definitiva, lo que a todos nos mueve. Ofrecer una calidad asistencial adaptada a las necesidades de la persona y centrada en el paciente.