Bajo el lema ‘Poner fin a las desigualdades. Poner fin al sida. Poner fin a las pandemias’, este miércoles, 1 de diciembre, se celebra la trigésima tercera edición del Día Mundial del Sida, una efeméride impulsada desde el año 1988 por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) –y desde 2005 por la organización Campaña Mundial contra el Sida (WAC)– con el propósito de sumar los esfuerzos mundiales en la lucha contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), apoyar a las personas que han contraído la infección y recordar a aquellos que, desgraciadamente, han perdido la vida a causa de la misma.
Como alerta ONUSIDA, “justo cuando han pasado cuatro décadas desde que se dieron a conocer los primeros casos, el VIH sigue amenazando al mundo. El mundo ahora está lejos del camino para llegar a hacer realidad el compromiso compartido de acabar con el sida para el año 2030, pero no debido a una falta de conocimientos, capacidad o medios, sino a las grandes desigualdades estructurales que obstaculizan las soluciones que está demostrado que funcionan en lo relativo a su prevención y tratamiento”.
De acuerdo con los últimos datos comunicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a finales de 2020, año en el que fallecieron cerca de 680.000 personas por enfermedades relacionadas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) –para un total de 36,3 millones de decesos desde el inicio de la pandemia–, convivían en el planeta en torno a 37,7 millones de personas con VIH. Además, solo en 2020 se produjeron 1,5 millones de nuevas infecciones.
La buena noticia es que ya en el mes de julio la cifra de personas en tratamiento antirretroviral ascendió a 27,5 millones, un 5,4% más de la registrada a finales de 2020 (26 millones). Sin embargo, como alerta la propia Organización, “se necesitan más esfuerzos para ampliar el tratamiento, especialmente entre los niños y los adolescentes. A finales de 2020, el 73% de los adultos y solo el 54% de los menores de 0-14 años de edad recibían tratamiento”.
Por tanto, y si bien se han registrado progresos significativos en las últimas décadas, aún nos encontramos muy lejos de acabar con la pandemia del VIH. Y es que, como recuerda ONUSIDA, “el mundo está viviendo más de una pandemia: el sida también es una pandemia que, además, no se tomó un descanso durante la COVID-19. Corremos el riesgo de desandar todo lo andado para acabar con la pandemia de sida, ya que toda la atención se ha desviado a la COVID-19”.
De hecho, y tras no cumplir los objetivos marcados para el año 2020, el mundo está hoy más lejos de, como marca la estrategia Fast-Track, acabar con el sida para el año 2030. Un logro para el que, como destaca el lema de este Día Mundial, debe ponerse fin a las desigualdades. Y es que, de no ser así, la cifra global de decesos por el VIH/sida podría incrementarse en la próxima década en 7,7 millones.
En palabras de Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, en su mensaje por el Día Mundial, “el sida sigue siendo una pandemia, la luz roja continúa parpadeando, y solo podremos salir de ella actuando sin demora para acabar con las desigualdades que la avivan. Allí donde los líderes trabajan de forma audaz y conjunta, haciendo hueco a los últimos adelantos científicos, prestando servicios que satisfacen todas las necesidades de las personas, protegiendo los derechos humanos y manteniendo una financiación adecuada, las muertes relacionadas con el sida y las nuevas infecciones por el VIH son cada vez menos frecuentes. Pero esto sólo es así en algunos lugares y para algunas personas”.
Es más; la erradicación de las inequidades también permitirá poner fin a las pandemias tanto presentes –incluida la originada por la COVID-19– como futuras. De hecho, como destaca ONUSIDA, la nueva estrategia mundial contra el sida, en la que se establece el camino para su eliminación para 2030, también puede ayudar a erradicar la COVID-19. Dos pandemias, pero una forma similar de acabar con ambas.
Como concluye Winnie Byanyima, “nuestra lucha nos ha enseñado un sinfín de cosas sobre lo que más necesitamos de cara a acabar tanto con la pandemia de sida como con todas las demás. Necesitamos ya mismo infraestructuras lideradas por la comunidad y basadas en la comunidad como parte de un sistema de salud pública fuerte, respaldado por la sólida responsabilidad de la sociedad civil. También necesitamos políticas que garanticen el acceso justo y asequible a la ciencia; que las nuevas tecnologías lleguen de forma inmediata allí donde se las necesita; proteger a nuestros trabajadores sanitarios y contratar más para satisfacer nuestras necesidades urgentes; y proteger los derechos humanos y generar confianza en los sistemas sanitarios”.
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Menos diagnósticos por la COVID-19
En el caso de nuestro país, y de acuerdo con los datos del Ministerio de Sanidad, en 2020 se registraron 1.925 nuevos diagnósticos de VIH, la gran mayoría en varones (84,3%). Por tanto, la tasa de nuevos diagnósticos se estableció en 4,07 casos por 100.000 habitantes, si bien, como reconoce Sanidad, “comparados con los casos diagnosticados en 2019 se observa un descenso del 41% en los nuevos diagnósticos, pudiendo esta reducción ser atribuida a diversos factores relacionados con la pandemia de la COVID-19: infranotificación debida a la sobrecarga de los sistemas autonómicos de vigilancia; infradiagnóstico debido a dificultades de acceso al sistema sanitario durante el año 2020; y una posible reducción de la incidencia atribuible al confinamiento y a las medidas de distanciamiento social puestas en marcha para contener la COVID-19”.
En este contexto, y según los datos de la Oficina Regional de la OMS para Europa y del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), el número de nuevos diagnósticos de VIH en 2020 en el continente –un total de 104.765– se redujo con respecto a 2019 en un 24% a consecuencia de la pandemia de la COVID-19.
Por su parte, la vía principal de contagio en 2020 en España fue la sexual –82,7%–, y la transmisión en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres (HSH) constituyó la vía más frecuente, con hasta un 55,2% de los nuevos diagnósticos.
Es más; hasta un 45,9% de los diagnósticos fueron tardíos. Por ello, el Gobierno ha anunciado la próxima puesta en marcha de un Plan Estratégico de respuesta al VIH y las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) para promover la prevención combinada y el diagnóstico precoz de la infección, así como la atención a la cronicidad y la mejora de la calidad de vida de las personas con VIH
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