La Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN), miembro de Somos Pacientes, reclama a las comunidades autónomas la adopción de medidas para proteger a los cerca de un millón de pacientes anticoagulados en la crisis sociosanitaria provocada por la pandemia.
Como explica FEASAN, “si ir al centro de salud era un ejercicio de riesgo que intentábamos evitar durante el confinamiento y aún seguimos evitando, para las personas que viven anticoaguladas ha sido y sigue siendo un ejercicio de supervivencia. Un tratamiento descompensado puede tener nefastas consecuencias en su salud, pero arriesgarse a un contagio por acudir a un centro sanitario provoca miedo a 4 de cada 10 pacientes anticoagulados que han tenido que acudir a una revisión de su tratamiento en este periodo”.
Vulnerabilidad
Los pacientes anticoagulados presentan una mayor vulnerabilidad ante una emergencia médica o una intervención quirúrgica, pues un mal seguimiento de su tratamiento puede provocar la presentación de ictus o hemorragias. Y a ello se aúna que la COVID-19 afecta con más virulencia a los pacientes que, como aquellos en tratamiento anticoagulante, tienen alguna enfermedad cardiovascular.
Por ello, y una vez estalló la pandemia, FEASAN reclamó tanto al Gobierno central como a las comunidades la puesta en marcha de medidas para evitar que los pacientes tuvieran que acudir a revisiones sin perjudicar su tratamiento. Sin embargo, únicamente siete regiones adoptaron medidas extraordinarias, entre las que se incluye la autorización de los anticoagulantes de acción directa (ACOD) para los nuevos pacientes con fibrilación auricular no valvular, que exige la flexibilización del visado de inspección.
Desigualdades
Como denuncia Rafael Martínez, presidente de la Federación, “los ACOD están sujetos a un visado de inspección con mayores o menores restricciones según la comunidad de residencia. En consecuencia, las administraciones sanitarias autonómicas actúan irresponsablemente introduciendo desigualdades entre unos pacientes y otros. Y estas desigualdades han aumentado aún más durante la pandemia”.
Es más; concluido el Estado de Alarma, los gobiernos autonómicos están retirando estas medidas a pesar de que la pandemia no ha terminado y todavía persiste el riesgo para las personas anticoaguladas.
En consecuencia, FEASAN exige, por un lado, la renovación del sistema de seguimiento y control del tratamiento anticoagulante oral, pues la pandemia ha demostrado que los pacientes anticoagulados son demasiado dependientes del sistema sanitario y acudir a las revisiones en los centros de salud se ha convertido en un ejercicio de riesgo que debería ser evitado; y por otro, eliminar el visado en el acceso a los ACOD e incluir el autocontrol del tratamiento anticoagulante oral (TAO) en la Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS) y la participación de los pacientes a través de una adecuada información.
Como concluye Rafael Martínez, “no implicar al paciente origina el consumo de más recursos sanitarios y más riesgos, como hemos observado en esta pandemia. Riesgos evitables con una adecuada información, con el fomento del autocuidado que garantice el mejor cumplimiento del tratamiento, y con la participación de los pacientes. En este sentido, las asociaciones somos un recurso que el propio sistema debería aprovechar”.
– A día de hoy, 39 asociaciones de pacientes dedicadas a las enfermedades cardio y cerebrovasculares son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?