Bajo el lema ‘La gran puesta al día’ –‘The Big Catch-Up’–, hoy lunes, 24 de abril, comienza una nueva edición de la Semana Mundial de la Inmunización, iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se celebra cada año durante la última semana de abril con el objetivo de impulsar la vacunación en todo el mundo.

Como informa la OMS, “colaboramos con países de todo el mundo con el fin de sensibilizar a la población sobre la importancia de las vacunas y la vacunación, y velamos por que los gobiernos obtengan la orientación y el apoyo técnico necesarios para implantar programas de vacunación de máxima calidad”.

Desde la aparición en el año 1796 de la vacuna frente a la viruela hasta las más modernas que, basadas en el ARNm, previenen el desarrollo de casos graves de la COVID-19, las vacunas llevan más de dos siglos ayudándonos a que el mundo sea un lugar más seguro. Y es que, además de protegernos a nivel individual, una vez vacunados también protegemos a las personas de nuestro entorno y, por tanto, a la comunidad global. De hecho, y gracias a unas vacunas que en la actualidad permiten prevenir más de 20 enfermedades potencialmente letales, se estima que la inmunización evita cada año entre 3,5 y 5 millones de muertes atribuibles a enfermedades como la difteria, el tétanos, la gripe o el sarampión.

Sin embargo, para que sean efectivas, las vacunas deben ser administradas, lo que no ha sucedido en millones de casos desde la irrupción de la pandemia de la COVID-19, hasta el punto de que se estima que solo en 2021 más de 25 millones de niños no recibieron al menos una de las vacunas que requieren para su protección. De ahí que el lema escogido para esta edición de la efeméride sea ‘La gran puesta al día’, con el que la OMS quiere que los millones de niños que se ‘perdieron’ sus vacunas durante la pandemia se pongan al día y, cuando menos, se recuperen los niveles de cobertura de inmunización esencial de 2019.

Como alerta la propia Organización, “los progresos significativos logrados en el campo de la inmunización se han perdido en solo tres años, con repercusiones de por vida tanto para millones de menores como para sus comunidades”. Además, y si bien se ha detectado un descenso de los niveles de vacunación en más de 100 países, lo que ha provocado el estallido de brotes de sarampión, difteria, polio y fiebre amarilla, este déficit vacunal resulta más patente en las 20 naciones que, de ingresos medianos y bajos, suman a tres cuartas partes de los niños a los que no se han administrado las vacunas.

El último fin de esta Semana de la Inmunización es que más menores, más adultos y sus comunidades estén protegidos frente a enfermedades prevenibles, permitiéndoles disfrutar de vidas más longevas, saludables y felices. Y, como recogió la OMS en su poema publicado con motivo de la pasada edición de la efeméride, “que todos tengamos una larga vida no es una promesa, sino una ambición. Las vacunas nos dan esperanza y nos ofrecen la posibilidad de disfrutar de una vida más plena. Y eso es algo por lo que todos deberíamos luchar”.

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