Bajo el lema ‘Larga vida para todos’ –‘Long Life for All’–, el pasado domingo comenzó una nueva edición de la Semana Mundial de la Inmunización, iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se celebra cada año durante la última semana de abril con el objetivo de impulsar la vacunación en todo el mundo.

Como explica la OMS, “nuestra Organización colabora con países de todo el mundo a fin de sensibilizar a la población sobre la importancia de las vacunas y la vacunación, y vela por que los gobiernos obtengan la orientación y el apoyo técnico necesarios para implantar programas de vacunación de máxima calidad. El principal objetivo de esta Semana Mundial es que un mayor número de personas, y sus comunidades, estén protegidas frente a enfermedades prevenibles mediante vacunación”.

Más de dos siglos protegiéndonos

Desde la aparición, en 1796, de la vacuna frente a la viruela hasta las más modernas que, basadas en el ARNm, previenen el desarrollo de casos graves de la COVID-19, las vacunas llevan más de dos siglos ayudándonos a que el mundo sea un lugar más seguro. Y es que además de protegernos a nivel individual, una vez vacunados también protegemos a las personas de nuestro entorno y, por ende, a la comunidad global.

De hecho, y gracias a unas vacunas que en la actualidad permiten prevenir más de 20 enfermedades potencialmente letales, se estima que la inmunización evita cada año entre 3,5 y 5 millones de muertes atribuibles a enfermedades como la difteria, el tétanos, la gripe o el sarampión.

De ahí que el lema escogido para esta Semana Mundial sea ‘Larga vida para todos’, con el que la OMS quiere incidir en la necesidad, capital, de un acceso equitativo y extendido a las vacunas para, así, contribuir a una vida larga y saludable para todas las personas.

No en vano, y además de un componente clave de la atención primaria de salud, la inmunización es un derecho humano indiscutible, así como una de las inversiones en salud más eficientes.

Recuperar la vacunación esencial

Pero para lograr una ‘Larga vida para todos’ resulta imprescindible volver a encarrilar la inmunización esencial, cuyo desarrollo se ha visto paralizado desde la irrupción, hace ya dos años, de la pandemia por el SARS-CoV-2, y poner en marcha campañas de recuperación para garantizar que todos, en todas partes, tengan acceso a las vacunas que salvan vidas.

De hecho, la pandemia ha conllevado un incremento de la politización de las vacunas y reducido las tasas de inmunización infantil en un gran número de países. Concretamente se estima que, como consecuencia de la pandemia, la cifra de niños menores de un año que no recibieron sus vacunas en 2020 se elevó hasta los 23 millones, 3,7 millones más que en 2019 y el número más alto desde 2009.

Y a ello se suma el conflicto bélico en Ucrania, con millares de menores desplazados que requerirán acceso a sus vacunas allá donde vayan. Unos retos que hacen que la necesidad de un acceso universal a las vacunas resulte más clara que nunca.

Como recuerda la propia Organización en su poema publicado con motivo de la efeméride, “que todos tengamos una larga vida no es una promesa, sino una ambición. Las vacunas nos dan esperanza y nos ofrecen la posibilidad de disfrutar de una vida más plena. Y eso es algo por lo que todos deberíamos luchar”.

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