Dr. Rafael Matesanz, director de la ONT

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha aclarado que el hecho de ser fumador no supone un motivo de exclusión, «ni en España ni en ningún país del mundo», para donar un pulmón a una persona que requiere un trasplante. Todo ello a pesar, reconoce la Organización, «del riesgo potencial de que, en el futuro, el paciente que ha recibido el trasplante pueda desarrollar un cáncer«.

La polémica en torno a la idoneidad de la donación de pulmones por parte de personas fumadoras no es nueva. Pero esta semana ha vuelto a resurgir tras el fallecimiento por cáncer de una paciente británica de 27 años de edad que había recibido el pulmón de un fumador.

A este respecto, como recuerda el Dr. Rafael Matesanz, director de la ONT, «el riesgo cero no existe, y el consumo de tabaco es un factor de riesgo más a tener en cuenta a la hora de aceptar una donación de órganos; no puede considerarse un factor de exclusión en sí mismo a no ser que el donante fume dos o tres paquetes al día«.

El 33% de la población española es fumadora

Todos los órganos de los posibles donantes son siempre sometidos a diversas pruebas analíticas. Así, y en el caso de los pulmones, se realiza tanto una radiografía de tórax como un TAC. También se evalúan los antecedentes del donante, entre ellos el consumo de tabaco. Realizadas las pruebas, «y en el caso de que se detecte algo sospechoso o el donante sea fumador de dos a tres paquetes diarios, se le excluye sin más», puntualiza el Dr. Matesanz.

En los casos en que el fumador tenga un consumo ‘medio’, el cirujano deberá analizar el número de años que lleva fumando antes de tomar una decisión. «Lo ideal es que no haya fumado nunca y sea un deportista, pero si uno espera eso se trasplantaría muy poco y la gente moriría en lista de espera; en nuestro país, el 33% de la población es fumadora, por lo que sería peor el remedio que la enfermedad«, explica el Dr. Matesanz.

Mayor riesgo de cáncer

En el caso de la paciente fallecida en Reino Unido, la ONT desconoce si el tumor ya estaba presente en el órgano trasplantado, sin descartar la posibilidad de que se haya desarrollado tras la intervención. «Hay que tener en cuenta –afirma el Dr. Matesanz– que 16 meses son bastantes para un cáncer de pulmón».

De la misma manera, como recuerda la ONT, debe tenerse en cuenta que la medicación contra el rechazo que requieren los pacientes trasplantados también incrementa el riesgo de desarrollar un tumor.