mujer con depresión
El abordaje de la depresión y de la ansiedad debe establecerse como una prioridad para los gobiernos de todo el mundo. De hecho, la depresión constituye, tal y como alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), la primera causa de discapacidad global. Y a ello se aúna que el tratamiento de ambos trastornos mentales conlleva un enorme beneficio económico. Así lo muestra un estudio coordinador por la propia OMS y publicado en la revista The Lancet Psychiatry, en el que se concluye que por cada euro invertido en el tratamiento de la depresión y la ansiedad se logra un retorno de cuatro euros por los ahorros en los costes sanitarios y la mejora de la productividad laboral.

En palabras de la doctora Margaret Chan, directora general de la OMS, “ya sabíamos que el tratamiento de la depresión y de la ansiedad tiene mucho sentido en términos de salud y bienestar. Y ahora, este nuevo estudio confirma que también tiene sentido en términos económicos. Por tanto, debemos encontrar la manera de asegurar que el acceso a los servicios de salud mental se convierta en una realidad para todos los hombres, mujeres y niños con independencia de su país de residencia”.

Más de medio billón de euros

El estudio tuvo por objetivo el análisis del impacto económico asociado al tratamiento de la depresión y la ansiedad en los próximos 15 años –desde 2016 hasta 2030– en 36 países del mundo. Y según muestran los resultados, el coste de este abordaje, derivado fundamentalmente del asesoramiento psicosocial y el consumo de antidepresivos, ascenderá durante este período a 147.000 millones de dólares estadounidenses –esto es, cerca de 129.120 millones de euros.

Sin embargo, la cuantía del retorno de esta inversión resultará aún más notable: hasta 339.000 millones de dólares –en torno a 297.730 millones de euros– solo por una mejora del 5% en la capacidad y productividad laboral, a los que se aunarán 310.000 millones de dólares –cerca de 272.286 millones de euros– en términos de salud –o lo que es lo mismo, en ahorros de costes sanitarios derivados de las complicaciones asociadas a estos trastornos–. En definitiva, el retorno de la inversión rondará los 649.000 millones de dólares –más de 570.000 millones de euros.

Por todo ello, como concluye el profesor Arthur Kleinman, experto en salud mental global de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), “la salud mental debe establecerse como una prioridad global tanto humanitaria como del desarrollo. Y asimismo, como una prioridad de todos y cada uno de los países. Debemos ofrecer tratamiento desde ya a los que más lo necesitan y allá donde residan. Y es que hasta que lo hagamos, la enfermedad mental seguirá eclipsando el potencial de las personas y de las economías”.

¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘The Lancet Psychiatry’?

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