Según las cifras registradas, en 2023 se suicidaron de media en nuestro país 11 personas al día y, probablemente, muchas de ellas tenían alguna discapacidad. Aunque los porcentajes en este ámbito no se han calculado, lo cierto es que, según datos del Observatorio Estatal de la Discapacidad, el riesgo de suicidio en este colectivo es casi 2 veces superior al de las personas que no la padecen, especialmente en los casos marcados por la salud mental, lesiones cerebrales o discapacidad física.

Para darles apoyo se ha creado la primera Red Intercomunitaria contra el Suicidio en Personas con Discapacidad y sus Familias, en la que participan HM Hospitales y su Fundación de Investigación junto con la asociación Convives con Espasticidad y la Fundación Claudia Tecglen. Desde Somos Pacientes hemos podido hablar con la presidenta de estas dos últimas organizaciones, Claudia Tecglen, psicóloga, comunicadora y emprendedora social, con el fin de conocer más acerca de esta iniciativa.

¿De dónde surge la idea de crear esta red?

Desde Convives con Espasticidad somos pioneros en escuelas de afrontamiento, tanto en su formato online como presencial. De hecho hemos creado la Escuela Convives, la primera escuela online de afrontamiento de la discapacidad, y escuchando, como siempre hacemos, a nuestros usuarios, creamos un módulo en 2023 llamado Ilusiónate de nuevo con tu vida para la recuperación de esperanza y prevención del suicidio, que tuvo mucho éxito. Nos dimos cuenta de que necesitábamos ir un paso más allá.

¿Qué situaciones os habéis encontrado en estas experiencias previas que os han animado a dar ese siguiente paso?

Yo que he sido coordinadora de esas primeras escuelas de afrontamiento me he encontrado con situaciones difíciles, y me he dado cuenta de que la sociedad tiene una visión muy reduccionista de lo que es la discapacidad. Es por falta de concienciación, porque no se habla lo suficiente ni con naturalidad, el suicidio sigue siendo un tema tabú, porque da miedo a que haga un efecto llamada. Y más en personas con discapacidad.

Es una una realidad desesperante, porque es difícil acceder a los recursos que existen en salud mental, que son insuficientes, y porque se tiene la idea errónea de que una persona con discapacidad no se puede suicidar. Y lo pueden hacer hasta aquellos que padecen tetraplejia. Aunque no se trata sólo de contabilizar a los que llegan a consumar el suicidio, sino de dar herramientas a todas esas personas que lo necesitan para evitar su sufrimiento. Esa es la idea.

¿Por qué la discapacidad es un factor de riesgo?

Las personas con discapacidad, así como nuestras familias, afrontamos múltiples retos que ponen a prueba en muchos casos nuestra salud mental y nuestro estado de ánimo: aislamiento, pobreza, exclusión laboral y educativa, dolor crónico, etc. Sin embargo, no hay un plan específico de detección, de prevención del suicidio en personas con discapacidad ni para nuestras familias.

Así que pensamos: ¿cómo podemos ir un paso más allá con los pocos recursos que tenemos? Nos dimos cuenta de que necesitamos alianzas, empezando por aquellos que se pueden convertir en centinelas del suicidio. Y hemos empezado con los profesionales sociosanitarios, sobre todo con aquellos que trabajan en hospitales. ¿Por qué? Porque las personas con discapacidad o enfermedades crónicas pasamos mucho tiempo en estos espacios y junto a estos profesionales que, por otra parte, tienen una formación de base muy buena.

Es decir, con un mínimo esfuerzo y con una formación eminentemente práctica, es fácil enseñarles a detectar el riesgo de suicidio y lo deriven a las unidades de salud mental correspondientes.

¿Cuáles son esos signos de alarma?

Uy, aquí no quiero ser categórica, ¿vale? Voy a mencionar algunos: mayor aislamiento social, cambios de comportamiento, apatías y aparición de conductas autolesivas, entre otras. Es crucial que los profesionales estén capacitados para identificar estas señales. Así como las familias. Porque no hay personas con discapacidad sino familias que viven con discapacidad.

Por eso hacemos también hincapié en este aspecto, porque es un entorno que también necesita apoyo psicológico. Hay mucha culpabilidad y los familiares se pueden ver sobrecargados. Por eso hay que dejar claro que nadie tiene la culpa, y que es normal que se sientan agotados. De hecho, desde nuestras asociaciones y fundaciones reivindicamos la necesidad de aportar mayores recursos de apoyo profesional para el cuidador informal, así como formación para fomentar la autonomía de la persona con discapacidad y evitar su sobreprotección.

Volvamos al proyecto, que arrancará en breve con un piloto en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur de Móstoles (Madrid). ¿Cuáles serán los siguientes pasos que se van a dar?

Pues queremos extenderlo a otras comunidades autónomas, y más tarde continuar con formaciones en colegios e institutos. En general, queremos dar una visibilidad y crear una conciencia social, con el fin de que las Administraciones Públicas tomen nota y pongan medios, porque es un problema de salud mental grave.

Acuerdo Red prevención del suicidio en personas con discapacidad

Aquí tengo que decir que Juan Abarca, presidente de HM Hospitales, está siendo un gran aliado, que nos ha permitido estar en hospitales de índole privada. Pero seguimos necesitando apoyo, visibilidad y recursos. Para lograrlo hemos creado un servicio corporativo para empresas que ayuda a mejorar la inclusión efectiva y afectiva de las personas con discapacidad y sus familias, y con ello a mejorar su empleabilidad.

No olvidemos que sólo una de cada cuatro personas con discapacidad tiene empleo. Y la discapacidad es cara y empobrece. No sólo eso, son muchas las cuidadoras -y hago hincapié en el género femenino, porque la mayoría son mujeres- las que tienen que renunciar a su empleo para cuidar de un familiar con discapacidad. Todo esto conlleva graves problemas económicos dentro de la familia, es el coste oculto de la discapacidad.

¿En qué consiste el servicio que aportáis a empresas?

Diseñamos una propuesta totalmente personalizada para cada empresa y demostramos con ello que la inclusión es productiva y rentable. Les damos herramientas para mejorar sus procesos y ‘enamorar’ a sus empleados, haciendo que aumente el bienestar psicológico y su productividad, y evitando la rotación de personal. Y con ello, se optimiza su rentabilidad.

En concreto, les aportamos tres módulos y un informe de resultados: uno de liderazgo inclusivo, porque la inclusión debe venir de arriba hacia abajo; otro de mentoring dirigido a directivos intermedios y recursos humanos; y un tercero con experiencias inmersivas, que puedan dejar huella en la memoria.

Claudia Tecglen nos habla sobre suicidio y discapacidad
Fotos: Fundación Princesa de Girona

Ahora mismo estamos en negociaciones para crear el Pentágono corporativo de la inclusión con las cinco primeras empresas colaboradoras. Las compañías que quieran formar parte de esta iniciativa, pueden ponerse en contacto con nosotros. Es importante recordar que este tipo de colaboraciones tienen un 40% de desgravación fiscal, y ayudarían a sostener la Red Intercomunitaria contra el Suicidio.