En algún lugar del espacio simbólico, allí donde habitan las ideas, un sonido hizo saltar en pedazos el silencio que nos oprimía. En la memoria reciente del año 2009, un grupo de aguerridos usuarios escuchamos el redoblar de los tambores que anunciaban el fin del cautiverio, y fuimos convocados en causa justa: nacía en Madrid el Comité Pro Salud Mental En Primera Persona.
Porque nos pueden atar con las cadenas de la incomprensión, pueden señalar nuestras almas con el estigma de quien no tiene solución, incluso pueden negar que hay algo más allá de la luz que ven los ojos, pero lo que nunca podrán hacer es una cosa: acallar nuestra capacidad de respuesta.
Como dijo alguno guiado por el convencimiento: “El comité es la voz de los que no tienen voz”. ¿Se os ocurre mayor entusiasmo?
Como en toda partida de ajedrez es necesario un primer paso y una estrategia, saber en qué punto estamos y hacia dónde nos dirigimos. Así hasta el movimiento definitivo: la transformación de la sociedad; un cambio de paradigma en los procesos de la salud mental.
Este primer paso sería la vertebración, la gestación de liderazgos, propagar la sensación de que somos partícipes de algo grande, noble y bello: la normalización e inclusión de las personas cuya capacidad de respuesta existe, pero que está condicionada por un problema de salud mental.
En este estadio, la formación de un lenguaje liberador que haga de contrapeso de los prejuicios ancestrales sería fundamental. Ante todo somos portadores de un mensaje y cuánto no habremos aprendido desde esa pequeña sala de juntas de la Confederación… Somos portavoces destinados a llevar la “Buena Nueva” de la integración a todos los rincones que en España se conocen. ¿Quién conocía entonces ese texto maestro que es la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad?
Aquí, el hermanamiento con los comités regionales ha hecho que la ilusión se multiplique y haga posible un segundo gran paso a dar: que los usuarios vayan ganando peso dentro del movimiento asociativo, en origen dirigido por familiares. En todo caso, a día de hoy, la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA es el interlocutor principal de los procesos que nos afectan ante la sociedad y ante los poderes públicos.
Sólo el conformismo puede detener esta evolución natural; pasar de la participación en órgano consultivo como es nuestro Comité, a ir formando parte de los órganos de gobierno, con voto y plenos derechos. Con este itinerario de participación en la toma de decisiones la legitimidad del conjunto se vería favorecida exponencialmente. Nuestra fortaleza haría ceder la inacción de una sociedad que se vacía por momentos, incapaz de detener esa hemorragia que es la exclusión.
Somos gente perfectamente hábil que solo necesitamos un punto de apoyo, pero, ¿y quién no? Somos pacientes sí, pero reclamamos un respeto escrupuloso a los derechos humanos. No nos gustan las medidas coercitivas ni que suplanten nuestra voluntad, ¿a quién sí?
Lo que uno encuentra al llegar a una reunión del Comité desde su comunidad, o por extensión en los comités regionales, es un lugar de ambiente cálido y distendido, gente dispuesta a entrar en debate. Es sanador comprobar que hay semejantes a ti con los que se puede hablar de forma cómoda y sin corazas.
La experiencia de “no pertenecer al mundo” por ser éste hostil, poco acogedor y hasta agresivo, queda paliada gracias a una mirada de complicidad. Tenemos conciencia. Somos parte de un mundo que tendría que valorar más la diversidad, la esencia de la vida. Distintas capacidades, distintas sensibilidades, distintos talentos, pero formando parte de un proyecto común: la sociedad.
En cuanto a los contenidos de nuestras reuniones podemos establecer dos grandes campos de visión:
Por un lado, tratamos sobre los modelos de recuperación, planes más compatibles con las potencias del ser humano y donde se ha de dar más recorrido a las terapias distintas a los medicamentos (nos gusta mucho el “Diálogo Abierto” que se practica en Finlandia). Abogamos por la creación de equipos de apoyo domiciliario que hagan posible la integración de las personas en su comunidad y también por la diversificación de disciplinas en las Unidades de Salud Mental, que contemplen la proyección social del individuo, porque creemos que tenemos derecho a una asistencia sanitaria de calidad y a un rol psicosocial que nos defina.
La otra gran área de reivindicación sería la sensibilización, que es tanto como decir la promoción de la salud mental. Aquí, echamos en falta campañas más ambiciosas y pensamos que es un territorio poco explorado, porque ¿cuántos de los desórdenes que terminan en un diagnóstico podrían prevenirse si existiese una verdadera conciencia colectiva que nos permitiese intervenir a tiempo y por tanto, con mayor eficacia?
Se hace necesaria una estadística que relacione los pros y contras de un modelo más farmacológico con respecto a un modelo más asertivo, donde el diálogo cobre más protagonismo y las consultas médico-paciente sean menos jerarquizadas. Con todo el presupuesto que está en juego no sabemos a qué están esperando.
Cuando hablamos de participación, no nos referimos solo al ámbito social, sino a la toma de decisiones en los propios procesos de recuperación. La proliferación de documentos de voluntades anticipadas sería un buen síntoma de que algo está cambiando en los despachos de salud mental.
Si tuviésemos que apuntarnos un tanto, a día de hoy, es haber logrado visibilizar un colectivo tradicionalmente eclipsado por la sobreprotección de los familiares y por el autoestigma, por el miedo al “qué dirán”. Es así que la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA cuenta con nosotros en los eventos más destacados, nos entrenan para la portavocía, nos apañan intervenciones en los medios de comunicación y no son pocas nuestras intervenciones en seminarios y jornadas para narrar nuestra experiencia “en primera persona”. Ya no hay excusa para exponer tus miedos y tus anhelos, pues la página Diversamente tiene soplo de vida.
Si tuviésemos que definir un desafío, nos gustaría que contasen con nosotros para el diseño y evaluación de la próxima Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, en la seguridad de que nuestra experiencia nos convierte en expertos de nuestras necesidades y de nuestras capacidades. Es en el Ministerio y en el contacto directo con los poderes públicos donde se dirimen nuestros futuros y nuestras esperanzas.
La Historia de los hombres está llena de conquistas que empezaron siendo sueños. Somos soñadores en un mundo dormido, vencido por el egoísmo. ¿Acaso no tenemos derecho a un hueco en el universo donde nacimos? ¿Qué extraña luz es aquella que ciega nuestros sentidos?
El Comité Pro Salud Mental En Primera Persona vino al mundo en el punto exacto donde se bifurcan los caminos. Ahora debemos elegir: luchar por una existencia libre de frustraciones, o bajar los brazos y esperar a que amaine la tormenta. Una certeza: la condición humana se adquiere cuando se dignifica la salud mental, nunca antes. Otra certeza: nuestro mayor enemigo es la inacción.
Ahora, muchas gracias a los compañeros de Asturias, del País Vasco, de Cataluña, de Murcia…, por haber dedicado unos minutos sobre la hoja en blanco y hacer posible estas líneas. Y es que labor pequeña no existe.
Firmado por el Comité Pro Salud Mental en Primera Persona