La diabetes es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en el mundo en la actualidad. Según la Sociedad Española de Diabetes en España, se calcula que unos 5,1 millones de adultos la padecen, esto supone que el número de personas con esta patología se ha incrementado en un 42% desde el 2019.
Es importante tener en cuenta que esta patología afecta a diversos órganos, entre los que se encuentra el ojo. Por lo tanto, es fundamental que tanto pacientes como profesionales de la salud comprendan la conexión entre la diabetes y los problemas oculares para prevenir complicaciones graves que pueden llevar incluso a la pérdida total de la visión.
La parte del ojo que se puede ver más afectada por la diabetes es la retina en forma de retinopatía diabética o edema macular diabético. La retinopatía diabética es una de las complicaciones más comunes entre las personas con diabetes y se calcula que casi todos aquellos pacientes que padecen diabetes tipo 1 y más del 60% de los que padecen el tipo 2 podrían llegar a desarrollar algún grado de esta enfermedad en algún momento.
Daño crónico
Esta patología se produce por el daño crónico que genera los niveles elevados de glucosa en sangre sobre los vasos sanguíneos y los capilares de la retina. En las fases finales de la enfermedad se va a producir una falta de riego retiniana con la consecuente formación de neovasos, que son vasos sanguíneos anormales que tienen tendencia al sangrado y a producir desprendimientos de retina traccionales o glaucomas neovasculares.
Si esta situación no se detecta a tiempo y se trata puede conllevar pérdida de visión irreversible o incluso la ceguera. Las revisiones oculares regulares son fundamentales para identificar cambios en la retina antes de que deriven en problemas más graves o irreversibles. Es recomendable que las personas con diabetes se sometan a un examen ocular completo al menos una vez al año, y de forma más frecuente si ya han sido diagnosticados con esta enfermedad.
Estructuras afectadas
El edema macular diabético es otra patología asociada a la diabetes que afecta a la mácula, que es la zona central de la retina con mayor agudeza visual. Consiste en el aumento del grosor macular por la aparición de líquido intrarretiniano o subretiniano en esta zona. Puede producir pérdida de visión que suele mejorar con tratamiento con inyección de antiangiogénicos o corticoides dentro del ojo.
Pero la diabetes en el ojo no sólo afecta a la retina, sino que muchas otras estructuras pueden verse afectadas, como por ejemplo el cristalino. Las cataratas, que es la opacidad del cristalino y que se suele producir a edades avanzadas, es más frecuente y se produce de manera más temprana en paciente diabéticos.
Prevención
Por lo tanto, para prevenir complicaciones oculares derivadas de la diabetes es fundamental la prevención. Para ello es importante mantener un buen control del azúcar en sangre, dieta, realizar ejercicio regular y controlar otros factores de riesgo como hipertensión arterial o aumento de los lípidos sanguíneos. Del mismo modo, la detección precoz de patología retiniana es clave para poder tratarla cuanto antes y mejorar el pronóstico visual.
Esto es especialmente importante dado que en las fases iniciales de la enfermedad esta patología puede ser asintomática y pasar desapercibida para el paciente. Por este motivo, es muy importante que los pacientes diabéticos sigan controles oftalmológicos regulares, que permitan una detección y tratamiento precoz de su enfermedad que pueda marcar la diferencia en su pronóstico visual.
Autor
Dr. Álvaro Fernández-Vega González, especialista en retina del IOFV