PESE A EXISTIR UN TRATAMIENTO QUE LA CURA
Cuatro muertes semanales de personas con hepatitis C en España
Carmelo no supo de su enfermedad hasta mucho después de infectarse. En su caso, el diagnóstico de hepatitis C se produjo de forma causal, cuando a finales de los 90 acudió a donar sangre y le dijeron que no podía hacerlo porque padecía una enfermedad hepática. Durante un tiempo quiso obviarlo, pero no pudo hacerlo cuando empezaron a manifestársele los síntomas. Sentía cansancio y, sobre todo, una gran angustia por no conocer cómo iba a evolucionar la enfermedad. El tratamiento que seguía tenía importantes efectos secundarios y no curaba la enfermedad. Hasta que la aparición de los antivirales de acción directa cambió el curso de su vida, devolviéndole la normalidad. Precisamente, esta es la “suerte” de los pacientes que se diagnostican hoy: existe un tratamiento eficaz prácticamente el 100% de los casos.
De hecho, desde 2015, en España se han tratado y curado cerca de 170.000 pacientes con hepatitis C. Sin embargo, en nuestro país se producen cuatro muertes semanales imputables a causas relacionadas con la enfermedad, una cuestión evitable puesto que que hay un tratamiento que cura la enfermedad en prácticamente el 100% de los casos y que si se administra de forma precoz puede evitar el daño que esta causa en el hígado a lo largo de los años. “188 muertes anuales son demasiadas para darnos por satisfechos, sobre todo cuando tenemos en nuestra mano evitarlo”, indica Javier García-Samaniego, jefe de Sección de Hepatología en el H.U La Paz de Madrid y coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE).
La AEHVE ha hecho visible esta problemática a través comunicado enviado en el marco del Día Mundial frente a las Hepatitis Virales, que se celebra el 28 de julio. Con esta información, hepatólogos y pacientes tratan de presionar para seguir avanzando en su eliminación y para evitar que quede relegada en las políticas sanitarias.
Más recursos para detectar la infección no diagnosticada
La problema reside en el diagnóstico tardío de la infección, que se produce en un tercio de los casos y que es el que hace que el daño que ya existe en el hígado no sea, en muchos casos, reversible, a pesar de la curación de la infección. Con una prevalencia en población general que el Ministerio de Sanidad situaba en el 0,22% en el año 2018 y que AEHVE estima que estará hoy por debajo del 0,1%, los casos que quedan por diagnosticar, tratar y curar son, en población general, los de personas que contrajeron la infección hace dos décadas y no saben que la tienen o no fueron tratadas en su momento.
Se estima que en nuestro país quedan aún 20.000 personas con hepatitis C que desconocen que tienen la infección. Por eso, hepatólogos y pacientes demandan a las administraciones sanitarias un último esfuerzo de información y sensibilización en torno a la hepatitis C y de detección de la infección no diagnosticada, ofreciendo y realizando la prueba de diagnóstico (un sencillo test de sangre) a toda la población nacida entre 1945 y 1975 sin un test previo de anticuerpos frente al VHC.
Esa es además la recomendación realizada por la propia OMS en su última actualización de las estrategias globales necesarias para acelerar la eliminación. Una indicación que sólo se está cumpliendo en nuestro país de forma aislada en algunas comunidades autónomas como Galicia y que exigiría una nueva actualización de la Guía de Cribado de la Infección por VHC del Ministerio de Sanidad, incorporando la recomendación de cribado para población general en esas edades, sin ligarla a factores de riesgo, como ocurre ahora.
“Como se demostró con el tratamiento, lo caro no es hacer este cribado en población general, sino dejar de hacerlo, pues cada paciente con infección activa es un paciente que puede transmitir la enfermedad a otro que no la tiene y cada persona con un diagnóstico tardío (los síntomas de la hepatitis C son inespecíficos y pueden tardar hasta 20 años en manifestarse) generará una gran carga de enfermedad -cirrosis y cáncer de hígado, entre otros- para el sistema sanitario”, explica García-Samaniego.
Herramientas de inteligencia artificial para abaratar el diagnóstico
La incorporación de la IA y de estrategias diagnósticas ensayadas con éxito durante la pandemia de la COVID, permiten además un abaratamiento del diagnóstico que refuerza la oportunidad de realizar esa búsqueda de la hepatitis C no diagnosticada en la población general. “Hoy, con lo aprendido tras la COVID, mediante la agrupación de muestras o pooling, como está haciendo Galicia con excelentes resultados, la realización de un cribado por edad en la población general es algo completamente asumible y, en mi opinión, debería incorporarse al consenso entre las Comunidades Autónomas en sus
políticas de hepatitis C”, asegura el coordinador de la AEHVE.
Estrategias para detectar casos en población vulnerable
Pero la localización de los casos no diagnosticados o perdidos en población general no es el único reto para “completar esa historia de éxito que es la lucha contra la hepatitis C en España”, afirma García-Samaniego. El otro gran reto, “quizás el desafío más difícil”, comenta, es realizar una búsqueda activa de casos entre los colectivos más vulnerables, personas alejadas de los circuitos asistenciales habituales y a las que solo es posible llegar con recursos descentralizados y estrategias alternativas.
Para ese segundo objetivo, la AEHVE está tratando de articular el compromiso y la colaboración de los Ayuntamientos y ONGs en el desarrollo de acciones dirigidas a poblaciones vulnerables, particularmente a personas sin hogar, usuarios de drogas por vía parenteral, y hombres que tienen sexo con hombres y que asocian conductas de riesgo, que son los principales focos de infección activa en España. “Nuestro programa Ciudades Libres de Hepatitis C, #HepCityFree, ha demostrado que la mayor cercanía de las entidades locales con estas poblaciones resulta un activo estratégico para avanzar en el objetivo de eliminación de la enfermedad”, asevera García-Samaniego, que destaca que en la actualidad ya hay 20 ciudades españolas que tienen en diseño o ejecución acciones de estas características y/o programas de concienciación y sensibilización.