En España, el estudio ENRICA de 2018 estimó que, aproximadamente, el 15% de la población adulta sufriría algún grado de enfermedad renal crónica. A su vez, el riesgo de aparición de insuficiencia renal se multiplica por 25 en pacientes con diabetes, y se calcula que uno de cada tres pacientes con diabetes puede padecer ERC.
Con el objetivo de mejorar su abordaje y de concienciar sobre la problemática que supone esta complicación, la Federación Española de Diabetes (FEDE), en colaboración con Bayer, ha llevado a cabo la jornada “Claves de la enfermedad renal crónica y diabetes: propuestas para priorizar su detección precoz” en Valencia. Este evento puso sobre la mesa la importancia del diagnóstico temprano para evitar futuras complicaciones.
María Teresa Marí, presidenta de la Asociación de Diabetes de Castellón, subrayó que “la Comunidad Valenciana es la comunidad autónoma con mayor tasa de prevalencia de la Enfermedad Renal Crónica, alcanzando los 1.619 pacientes por millón de habitantes. Por ello, es crucial que se destinen los recursos necesarios para fomentar un diagnóstico precoz de la patología y reducir el riesgo de complicaciones futuras”. Además, José Luis Górriz, jefe de servicio de nefrología del Hospital de Valencia, y Daniel Gallego, presidente de la Federación Nacional ALCER, concordaron en que el estilo de vida y la nutrición es un pilar fundamental para evitar el desarrollo de estas patologías y de las complicaciones asociadas a ellas.
También se destacó la necesidad de una adecuada coordinación entre la Atención Primaria y la Atención Especializada en la prevención y el diagnóstico temprano de la ERC, así como la importancia de incrementar la concienciación sobre los riesgos asociados a esta patología.
Esta iniciativa se engloba en el contexto de la campaña “Diabetes y enfermedad renal crónica”, bajo el lema “Detectar para mejorar”, un proyecto que busca fomentar la participación activa de las Administraciones Públicas de las distintas Comunidades Autónomas con el fin de mejorar el abordaje de ambas patologías y de incrementar la detección precoz de la enfermedad renal crónica en pacientes con diabetes, para poder reducir, en la medida de lo posible, los casos de tratamiento renal sustitutivo (TRS) y trasplantes renales.