Sufrí un ICTUS en 2011. Yo soy uno que hace buena la estadística de que 1 de 6 personas tendrá un ICTUS en su vida, por fortuna también soy parte de la estadística del 30% que sobrevive y que queda con secuelas no incapacitantes.

Si hago balance de estos últimos años puedo decir que soy un afectado afortunado, por supuesto que han sido años complicados con mucho esfuerzo y con mucho trabajo, he podido trabajar para mejorar, para recuperarme. Me considero afortunado porque la vida me ha dado una segunda oportunidad, en la primera no puedo decir que lo hiciera muy bien, sobrepeso, colesterol, hipertensión, vida sedentaria, en resumen, si compras papeletas para un sorteo yo me había quedado con todas para tener el premio gordo.

Es frustrante, indignante por momentos, saber que el 80% de los ICTUS son prevenibles con algo tan sencillo como llevar una vida normalizada y un estilo de vida saludable, y no haber hecho nada para poder evitarlo. Puedo recurrir al “yo no sabía”, al “no creía”, “no pensaba”, pero la verdad es que todo el mundo sabe si está haciendo lo correcto con su cuerpo, y yo aunque no quería reconocerlo realmente lo sabía. Si os suena lo que digo, nunca es tarde para cambiar.

Por fortuna también estoy en ese grupo de “elegidos” que lo pueden contar y que están en condiciones de poder hacerlo. La “pelotita” paró en una zona donde causo “daños menores”, pocos milímetros a derecha o a izquierda y sería del otro 70%. En la recuperación también he sido afortunado, pero aquí influye más la “buena suerte” que la suerte a secas. Podemos hablar de que al ser una persona joven (39 años) el cerebro es más plástico y está más preparado para el reaprendizaje, es posible, pero quiero pensar que la actitud con la que te enfrentas a la recuperación es la que marca el nivel de mejoría que vas a conseguir.

Por “buena suerte” me refiero a la búsqueda de la suerte, es decir, una actitud positiva en la recuperación, un plus de esfuerzo y de trabajo, una rehabilitación continua y una marcación de objetivos que te ayuden a conseguir pequeñas o grandes metas, he aprendido que si no cuesta no hay mejoría pero que merece la pena cualquier esfuerzo.

Yo tuve mucha suerte pero hay 90.000 personas al año que no la tienen, son el 70% de los 130.000 afectados que hay anualmente en España, si pensamos que el 80% de los ICTUS son prevenibles de cuántos dramas menos al año estaríamos hablando.

Ahora desde mi posición en la Asociación Freno al ICTUS, trabajo para poder llevar un mensaje de información=prevención, trabajamos para que una persona informada sea una persona que puede valorar mejor los riesgos y puede tomar mejores decisiones, que sea una persona que no dependa en exclusiva de la suerte.

Julio Agredano. Asociación Freno al ICTUS. julio.agredano@frenoalictus.org