La remodelación, pionera en España, ha sido posible gracias a la colaboración de la ACFQ
Cobre para evitar infecciones en la Unidad de Fibrosis Quística del Vall d’Hebron
La Asociación Catalana de Fibrosis Quística (ACFQ) ha participado en la financiación de la remodelación de la Unidad de Fibrosis Quística del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona que, a partir de ahora, contará con paneles de cobre revistiendo las paredes para, así, combatir la propagación de infecciones entre los afectados por esta enfermedad multisistémica y hereditaria.
Concretamente, el cobre elimina hasta un 99% de las bacterias en contacto con su superficie. Y como explica el doctor Antoni Álvarez, coordinador de la Unidad, «los enfermos de fibrosis quística tienen una especial facilidad para infectarse con otros patógenos que, dada la naturaleza de su dolencia, después son muy difíciles de extraer; así, y dado que el 80% de las infecciones se transmiten por contacto, la instalación del cobre aportará un gran beneficio para los cerca de 300 pacientes, tanto niños como adultos, que se tratan anualmente en la Unidad».
La remodelación, si bien común en las unidades especializadas de Reino Unido y Estados Unidos, es pionera en nuestro país. Y su realización, como explica Celestino Raya, presidente de la ACFQ, “ha supuesto una inversión cercana a los 200.000 euros y ha sido posible gracias a la colaboración de nuestra Asociación, del Centro Español de Información del Cobre y de las empresas TESA, KME Spain y PRESTO, que han donado el material”.
Reducción de las infecciones
La fibrosis quística, como informa el doctor Antoni Álvarez, «es consecuencia de la herencia de dos genes combinados entre los progenitores, ya que aunque se calcula que una de cada 25 personas es portadora de uno de estos genes, la enfermedad se desarrolla solo en uno de cada 6.300 recién nacidos«.
Los avances logrados en el cribado y control de la enfermedad han posibilitado que la incidencia haya disminuido significativamente en la última década. Pero como recuerda el doctor Álvarez, «la afectación es de por vida y provoca las mayores complicaciones a nivel pulmonar, ya que mientras los efectos secundarios en el aparato digestivo se pueden minimizar, el paciente sufre a nivel respiratorio«.
En este contexto, la reducción de las infecciones que dificultan el funcionamiento del aparato respiratorio mediante el cobre puede ser «una buena medida complementaria para reducir los problemas asociados a la patología, con una gravedad diversa y un perfil diferente entre pacientes«, concluye el especialista.
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