X Congreso de Pacientes con Enfermedades Cardiovasculares
Establecer sistemas de alerta ante olas de calor, un paso clave para reducir la mortalidad cardiovascular
El cambio climático es uno de los desafíos más urgentes de nuestra era, con consecuencias de gran alcance para el medio ambiente, la economía y la salud humana. Entre sus múltiples repercusiones, las olas de calor se han destacado como eventos climáticos extremos con un impacto directo y significativo en la salud cardiovascular. Estas, caracterizadas por periodos prolongados de temperaturas extremadamente altas, han aumentado en frecuencia, duración e intensidad debido al calentamiento global. Y la tendencia no parece remitir. «El sistema climático no se estabilizará hasta, al menos, finales de siglo, por lo que ya no hay marcha atrás”, ha indicado el l Dr. Ricardo García, catedrático de física de la atmósfera de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y adscrito al Instituto de Geociencias (IGEO), durante la conferencia inaugural del X Congreso de Pacientes con Enfermedades Cardiovasculares.
Este experto ha destacado que España está especialmente afectada. En este contexto, señala que es vital establecer sistemas de alerta en los países ya que las olas de calor van a ser cada vez más frecuentes y contactar con la gente mayor cuando hay una ola de calor, podría reducir la mortalidad cardiovascular. “Va aumentar la vulnerabilidad de las sociedades porque a media que envejece la población, más riesgo cardiovascular y más enfermedades crónicas”, ha subrayado el científico, quien ha participado en representación de la Plataforma Temática Interdisciplinar para el clima y los servicios climáticos (PTI+ Clima) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En esta línea, Almudena Quintana, directora general asistencial del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), ha subrayado que “las tasas de mortalidad cardiovascular en la Comunidad de Madrid se han reducido a la mitad en los últimos veinte años, pero, aun así, sigue siendo una de las principales causas de muerte tanto en hombres como en mujeres” y ha destacado como una de las principales problemáticas actuales el aumento de los factores de riesgo cardiovasculares entre la población infantil, debido al cambio en los estilos de vida actuales que han hecho aumentar los porcentajes de sobrepeso y obesidad y, por consiguiente, el riesgo de enfermedades cardiovasculares a largo plazo.
El Dr. Valentín Fuster, director del CNIC y socio de honor de Cardioalianza, no ha podido estar de forma presencial en el encuentro, pero ha dejado un mensaje en el que ha destacado que, “escuchar a las asociaciones en la investigación médica científica es crucial para mejorar la calidad del a investigación y para asegurar la relevancia y la aplicabilidad de los resultados”.
Mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad cardiovascular
Pedro Gullón, director general de Salud Pública y Equidad en Salud del Ministerio de Sanidad, quien ha presidido la inauguración, ha destacado los retos que tenemos en la salud cardiovascular. El primero, enfocado en la promoción y prevención de la salud, sería lograr que menos gente acabe teniendo enfermedad cardiovascular. Para ello, como ha destacado el Sr. Gullón, “tenemos que actuar sobre los determinantes sociales de la enfermedad cardiovascular, es decir, en las circunstancias de vida en que se desarrollan las personas, que crean desigualdades en la enfermedad cardiovascular (factores socioeconómicos, de género, etc.). En este sentido, una de las actuaciones que vamos a llevar a cabo es una ley para la evaluación del impacto en salud para que todo los Ministerios, cuando hagan una ley, tengan que hacer una memoria sobre el impacto que tendrá en salud estas nuevas medidas, para así garantizar que estamos legislando en salud en todas las políticas, también cardiovascular”.
El segundo reto y quizá el más importante, ha añadido Gullón, es que las personas con enfermedad cardiovascular ya establecida tengan la mayor calidad de vida posible. “Ya no tenemos tantos eventos cardiovasculares fatales como antes, pero tenemos mucha más gente superviviente que requiere de soluciones mucho más sociales y de una buena coordinación socio asistencial que garantice la rehabilitación”. Y aquí es donde Cardioalianza y las asociaciones de pacientes tienen un rol más importante porque, tal y como ha mencionado Gullón, “el sistema sanitario a veces es un poquito ciego y tiene sus propios sesgos y lo bonito de vivir en un país democrático es que tenemos que dar poder a todas las personas involucradas en el proceso para que nos ayuden a visibilizar las necesidades de las personas con enfermedad cardiovascular”.
Por su parte, en la mesa de debate sobre políticas sanitaria en la que han participado tanto pacientes como representantes de las Consejerías de Sanidad, se ha destacado que la salud cardiovascular empieza por la educación, especialmente en edad infantil y se ha hablado también de las bondades de la nueva ley antitabaco y el gran impacto que ha tenido sobre la salud cardiovascular de la población. Se ha resaltado la importancia de desarrollar programas de rehabilitación cardíaca en los centros de atención primaria y en las asociaciones de pacientes, y de trabajar para garantizar la equidad de género y por razones sociales, para garantizar un óptimo acceso a la atención sanitaria.
El Dr. Luís Guerra, doctor en enfermería del Centro de salud Arroyo de la media legua de Madrid, ha hablado de los cuatro principales factores de las enfermedades metabólicas conectados con la enfermedad cardiovascular: la resistencia a la insulina, la inflamación crónica, la alteración de las grasas y la hipertensión. Ha explicado que las conductas principales que facilitan las enfermedades metabólicas y cardiovasculares son el sedentarismo, una dieta poco saludable, el tabaquismo y el estrés. Y ha destacado el problema de la obesidad, un problema que crece, que no tiene freno y que es de difícil solución. El Dr. Guerra ha comentado que “los objetivos de tratamiento de las enfermedades metabólicas son: conseguir el peso adecuado, conseguir un control del azúcar en sangre, de modo que la glucemia oscile entre 100-180 (HbA1 <7%) con tolerancia para los añosos, reducir el colesterol LDL y los triglicéridos, aumentar el colesterol HDL y mantener la presión arterial por debajo de 140/80”, y ha concluido queel tratamiento de las enfermedades metabólicas tiene tres patas: dieta, ejercicio y fármacos; y que todas ellas son indispensables para su tratamiento.