El deporte es sano, pero su exceso puede tener consecuencias. Los especialistas de las consultas de Pediatría y de Traumatología lo saben e indican que la higiene postural, dedicar un tiempo al calentamiento, la necesidad de aprender a estirar y el uso adecuado del equipo deportivo son prácticas que pueden ayudar a prevenir las lesiones prematuras, especialmente durante la infancia y la adolescencia. Y es que, una de las patologías traumatológicas más prevalentes y desconocidas entre la población infantil habituada al deporte es la espondilolisis: una fractura del arco posterior de una vértebra, generalmente localizada en la zona lumbar.

Como destaca Matías Alfonso, especialista del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica Universidad de Navarra, “la mayoría de los pacientes menores de 18 años diagnosticados con esta dolencia realizan algún deporte con continuidad, particularmente en disciplinas que implican movimientos intensos de extensión o rotación en la columna lumbar”, como el fútbol, la gimnasia, la lucha, el buceo o el patinaje.

Para prevenir esta patología altamente prevalente entre la población infantil, los especialistas recomiendan el fortalecimiento de los músculos abdominales y lumbares para estabilizar la columna vertebral, proteger el descanso y la recuperación de los niños después de actividades físicas intensas, el calentamiento previo al ejercicio, el estiramiento al finalizar cada sesión y el uso adecuado del equipamiento deportivo.

Síntomas para sospechar de la espondilolisis

Rafael Llombart, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica, indica que “la primera sospecha de esta patología nace durante la entrevista con el paciente, que presenta síntomas típicos: dolor lumbar que se exacerba con los movimientos de flexo-extensión y que mejora con el reposo, rigidez en la espalda, espasmos musculares y, en los casos más graves, debilidad en las piernas y afectaciones neurológicas”.

Julio Doménech, director del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica, destaca que, en muchas ocasiones, los pacientes con espondilolisis son asintomáticos, por lo que se desconoce la prevalencia exacta de la enfermedad. “Según estudios recientes, se estima que afecta al 4-5% de los menores de 6 años y al 6-7% de los menores de 18 años. En España, se calcula que el 6% de la población general y el 8% de los atletas de élite presentan espondilolisis”.

Aunque la mayoría de los casos de espondilolisis son de tipo bilateral (la fractura se produce a ambos lados del arco vertebral), hasta un 33% de las lesiones son unilaterales y se asocian a deportes asimétricos, que son aquellos que implican el golpeo o lanzamiento de un objeto mediante un movimiento de rotación de la columna, como el tenis, el pádel, el fútbol, el golf o el hockey.

Tratamiento conservador

Como relata el Dr. Doménech, el tratamiento inicial es conservador: combina el reposo deportivo, la fisioterapia y el uso de un corsé ortopédico entre 8 y 12 semanas. “La evolución con este abordaje suele ser positiva en hasta un 90% de los casos, con retorno a la actividad deportiva previa”, indican.

La cirugía se reserva para aquellos casos en los que falla el tratamiento conservador o cuando existe una afectación neurológica. También en casos con espondilolistesis progresiva, que es el desplazamiento de una vértebra con respecto a la adyacente, como resultado de una espondilolisis no tratada o con tratamiento insatisfactorio. “Las técnicas quirúrgicas pueden ser de dos tipos: reparación de la lisis (de la fractura en el arco vertebral) mediante tornillos o alambres, o la fusión de las vértebras en el caso de que haya desplazamiento”, concluye el Dr. Doménech.