La Real Academia Nacional de Medicina de España ha acogido la jornada ‘Vacunación a lo largo de la vida: un compromiso de equidad’, organizada por la Asociación Española de Vacunología (AEV) en colaboración con Farmaindustria. Este evento reunió a expertos de diversos sectores, incluyendo la Administración pública, la industria farmacéutica y representantes de pacientes, con el objetivo de reflexionar sobre el valor de las vacunas y su impacto tanto en la salud pública como en la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.

Jornada sobre vacunas

Uno de los puntos más destacados del encuentro fue el profundo impacto que han tenido las vacunas en las últimas décadas. Según un estudio publicado en la revista The Lancet, las vacunas han evitado 154 millones de muertes en los últimos 50 años, lo que equivale a salvar una vida cada seis minutos. Este dato resalta la importancia de la inmunización no sólo como una herramienta médica, sino también como un pilar fundamental para el bienestar social y económico. De hecho, se mencionó que cada euro invertido en vacunas genera un retorno de 19 euros a la sociedad, según un informe de la Office of Health Economics de Londres.

Como aseguró María Fernández Prada, secretaria de la AEV, las vacunas «no son sólo cosa de niños», ya que nos protegen desde antes de nacer hasta el final de nuestras vidas. Gracias a las vacunas, la humanidad ha logrado hitos tan importantes como la erradicación de enfermedades y el control de muchas otras. No obstante, Fernández Prada insistió en que es necesario garantizar un acceso equitativo a la vacunación para todos los grupos poblacionales.

Acceso y sostenibilidad

Por su parte, Emili Esteve, director del Departamento Técnico de Farmaindustria, destacó el potencial de las vacunas para transformar los sistemas de salud hacia un enfoque preventivo. Señaló que las vacunas no sólo mejoran la salud, sino que también aseguran la sostenibilidad del sistema sanitario, una cuestión cada vez más relevante en un contexto de envejecimiento poblacional y aumento de la demanda asistencial.

Otro tema clave de la jornada fue el papel de los determinantes sociales en la cobertura vacunal. Expertos como Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva en la Universidad Rey Juan Carlos, y Mara Garcés, pediatra del Centro de Salud Nazaret de Valencia, discutieron la importancia de abordar factores como la educación, el nivel socioeconómico y la accesibilidad geográfica para garantizar que todas las personas tengan acceso a las vacunas, independientemente de su origen o situación social. Los ponentes coincidieron en la urgencia de integrar estos determinantes en las estrategias de vacunación para asegurar una cobertura equitativa en todas las comunidades.

Cooperación para mejorar las coberturas vacunales

La necesidad de colaboración entre diferentes actores, públicos, privados y del tercer sector, fue otro de los ejes de la jornada. Carmen Durán, directora general de Salud Pública de la Xunta de Galicia, y Antonio Blanes, director de Servicios Farmacéuticos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, destacaron que la inmunización es una de las herramientas más eficaces para proteger la salud tanto a nivel individual como poblacional. Subrayaron que para alcanzar altos niveles de cobertura vacunal, es esencial la participación de todos los agentes implicados, incluyendo a profesionales de la salud, autoridades sanitarias y la industria farmacéutica.

Uno de los ejemplos más significativos de cooperación público-privada en este ámbito fue presentado por Thomas Marsh, director de Política y Estrategia del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, quien explicó cómo en su país se han implementado con éxito modelos de colaboración para mejorar las tasas de vacunación.

El cierre del evento estuvo a cargo de Eva Ortega-Paíno, secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, quien destacó la importancia de seguir invirtiendo en la investigación de nuevas vacunas y en la mejora de las existentes. Además subrayó que la investigación debe centrarse en el desarrollo de vacunas más efectivas, pero también en garantizar su accesibilidad para todas las personas, independientemente de su contexto social o económico.