Estudio en ‘BMC Medicine’
La bulimia y la anorexia son más frecuentes en mujeres de mediana edad
El 15,3% de las mujeres con edades comprendidas entre los 40 y los 59 años ha sufrido a lo largo de su vida al menos un trastorno de la conducta alimentaria, muy especialmente anorexia nerviosa o bulimia nerviosa. Además, hasta un 3,6% de esta población ha padecido uno de estos trastornos en los últimos 12 meses, siendo este porcentaje superior al observado entre las adolescentes. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Colegio Universitario de Londres (Reino Unido) y publicado en la revista BMC Medicine.
En palabras de la doctora Nadia Micali, directora del estudio, “nuestros resultados muestran que los trastornos de la conducta alimentaria no son, ni mucho menos, exclusivos de las primeras décadas de la vida y que estos trastornos, tanto crónicos como de aparición súbita, son comunes en la mediana edad”.
Factores de riesgo
El estudio fue llevado a cabo con la participación de 5.658 mujeres británicas con edades comprendidas entre los 40 y los 59 años que se sometieron a distintas entrevistas para conocer qué tipo de hábitos alimentarios habían adoptado a lo largo de sus vidas.
Los resultados mostraron la elevada prevalencia de trastornos de la conducta alimentaria en este segmento poblacional, así como que la mayoría de afectadas era completamente consciente del problema. Sin embargo, el porcentaje de pacientes que buscó ayuda o se sometió a tratamiento para revertir la situación fue inferior al 30%.
Como explica la doctora Micali, «muchas de las mujeres participantes reconocieron que era la primera vez que hablaban sobre sus problemas con la comida, por lo que es necesario identificar las causas por la que tantas mujeres no buscan ayuda”.
Es más; de acuerdo con los resultados, los factores de riesgo para padecer un trastorno de la conducta alimentaria son: una infancia desdichada, una mayor sensibilidad interpersonal, el divorcio o separación de los padres, el fallecimiento de un ser querido, haber sido víctima de abusos sexuales durante la infancia y el miedo al rechazo social.
– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘BMC Medicine’?