La contaminación atmosférica daña la salud cardiovascular. Como muestra un estudio publicado en la revista The Journal of American Medical Association (JAMA), la exposición a los contaminantes atmosféricos, muy especialmente al monóxido de carbono, dióxido de azufre y de nitrógeno y partículas en suspensión, incrementa significativamente el riesgo de infarto de miocardio a corto plazo, en períodos incluso de una semana.
Como apunta el profesor Hazrije Mustafic, de la Universidad Descartes de París (Francia) e investigador principal del estudio, “en comparación con otros factores clásicos de riesgo de infarto, caso de, entre otros, el tabaco, la hipertensión o la diabetes, la asociación con los contaminantes atmosféricos es relativamente pequeña”. Sin embargo, no puede considerarse, “en ningún caso, como despreciable”.
Salud pública
Debe tenerse en cuenta que, como recuerda Mustafic, “la mayoría de la población, incluyendo a los pacientes jóvenes y los discapacitados, está expuesta a la contaminación del aire, especialmente en los entornos urbanos. Por lo tanto, una mejora en la calidad del aire podrían tener un efecto significativo sobre la salud pública”.
En opinión de los investigadores, la razón para esta relación obedece a que los contaminantes atmosféricos provocan inflamación. Como muestra el estudio, los niveles de los distintos marcadores inflamatorios, caso de la proteína C reactiva, son más elevados tras la exposición a los contaminantes atmosféricos. La única excepción, el ozono.
A ello deben añadirse las conclusiones de otros estudios que, por una parte, muestran que los niveles altos de contaminación se asocian con un aumento de la frecuencia cardiaca y con una menor variabilidad de la misma. Y por otra, que también provocan un aumento de la viscosidad de la sangre, lo que facilita la formación de coágulos sanguíneos y acelera el desarrollo de la aterosclerosis.
– ¿Quieres consultar el estudio publicado en la revista JAMA?