La dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reduce en hasta en un 30% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular –ictus– o de morir por causas cardiovasculares. Así lo muestra el estudio ‘Efectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular’ (PREDIMED), el ensayo clínico más grande realizado hasta la fecha en nuestro país y que, financiado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), ha sido publicado la revista The New England Journal of Medicine (NEJM).
En palabras del doctor Ramón Estruch, del Hospital Clínic Universitari de Barcelona y coordinador de la investigación, «en la población en alto riesgo cardiovascular, la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extra o nueces reduce la incidencia de los eventos cardiovasculares mayores; así, los resultados confirman los beneficios de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular».
Riesgo cardiovascular
Iniciado en el año 2002, el estudio tuvo por objetivo evaluar los efectos de una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra sobre la incidencia de muerte cardiovascular, infarto de miocardio e ictus; valorar los efectos de la dieta cuando se encuentra suplementada con frutos secos –nueces, avellanas y almendras–; y determinar el efecto del consumo moderado de vino sobre el riesgo cardiovascular.
Para ello, una red de 11 centros reclutadores y ocho laboratorios de Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Navarra, País Vasco y Valencia analizaron más de 20 millones de datos procedentes de 7.447 personas con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años que, si bien asintomáticas, presentaban un alto riesgo cardiovascular. El período de seguimiento fue de cinco años para todos los participantes, con sesiones trimestrales de asesoramiento, individuales o en grupo.
Dieta mediterránea
Los resultados han mostrado que la dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos reduce en un 30% la incidencia de muerte por causas cardiovasculares, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
Asimismo, el estudio también ha constatado la importancia de las nueces en la dieta. No en vano, y comparado frente a una dieta baja en grasa, el consumo de nueces se asocia con una reducción del 49% de la incidencia de ictus. Como apunta el doctor Ramón Estruch, «el estudio ha intentado observar cuáles son los efectos de la dieta sobre las tres enfermedades pero, cuando las hemos analizado por subgrupos, hemos comprobado que hay una disminución más significativa en el caso de los ictus».
Es más; los resultados también reflejan que las personas que consumen una dieta mediterránea que incluya aceite de oliva virgen extra y frutos secos disminuyen su índice de masa corporal (IMC) y el perímetro de la cintura –si bien, como apuntan los autores, «deben realizarse más estudios para confirmar estos beneficios».
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