La hipertensión, una de las enfermedades más comunes y preocupantes a nivel global, está en el centro de múltiples estudios debido a sus graves consecuencias para la salud. Los últimos avances científicos han revelado que, además de sus conocidas complicaciones cardiovasculares, esta afección también podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, o ser síntoma de patologías graves.
Así lo asegura José María Mostaza, responsable de la Unidad de Riesgo Vascular del servicio de Angiología y Cirugía Vascular de Olympia Quirónsalud, que advierte de que esa hipertensión como síntoma, o «hipertensión secundaria«, puede estar relacionada con afecciones como el síndrome de apnea del sueño, enfermedades renales o incluso tumores en la glándula suprarrenal o el tejido neuroendocrino. «Puede deberse a obstrucciones en la arteria renal, o a diversas enfermedades de los vasos sanguíneos», indica.
En su opinión, es esencial que la población debe estar preparada para detectar esa hipertensión secundaria. Por ejemplo, se debe sospechar de esta condición cuando la hipertensión se presenta en niños o jóvenes, o si aparece de forma súbita o resulta difícil de controlar incluso con tratamiento. Otros signos de alerta incluyen un empeoramiento de la presión arterial en personas que previamente la tenían bajo control, o la necesidad de tomar más de tres medicamentos antihipertensivos para mantenerla en niveles adecuados. También se deben tener en cuenta síntomas como calambres, sudoración excesiva o somnolencia diurna, lo que puede indicar una enfermedad subyacente que requiere atención médica urgente.
Vínculo con el alzhéimer
Por otra parte, un estudio publicado en la revista ‘Neurology’ de la Academia Americana de Neurología indica que las personas de 60 años o más con hipertensión arterial no tratada pueden tener un mayor riesgo de padecer alzhéimer. «La hipertensión arterial es una de las principales causas de ictus y enfermedades cerebrovasculares, y sin embargo puede controlarse con medicación, reduciendo el riesgo de que una persona sufra estas enfermedades», ha dicho el autor Matthew J. Lennon, de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia.
Para llevar a cabo este metaanálisis, los investigadores analizaron a más de 30.000 personas con una edad media de 72 años que participaron en 14 estudios que medían el cambio cognitivo y el diagnóstico de demencia a lo largo del tiempo. Los participantes procedían de Alemania, Australia, Brasil, China, Corea, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, Japón, Nigeria, República del Congo y Suecia. Los participantes fueron seguidos durante una media de cuatro años y más de 1.400 desarrollaron la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores descubrieron que las personas con hipertensión no tratada tenían un 36% más de riesgo de padecer este tipo de demencia en comparación con las personas sin hipertensión. Y un 42% más de riesgo en comparación con las personas que tomaban medicamentos para tratar la tensión arterial elevada.