Estudio en ‘Circulation’
Sufrir un ataque de ira puede llegar a triplicar el riesgo de infarto
El sufrir un ataque de ira o realizar un gran esfuerzo físico puede llegar a triplicar el riesgo de infarto de miocardio de una persona. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad McMaster en Hamilton (Canadá) y publicado en la revista Circulation, órgano oficial de la Asociación Americana del Corazón (AHA).
En palabras del doctor Como explica Andrew Smyth, director del estudio, “las emociones extremas y la actividad física ejercen un efecto similar en el organismo. Ambas pueden elevar la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca, alterando así el flujo circulatorio a través de los vasos sanguíneos y reduciendo el flujo de sangre que llega al corazón. Un efecto que resulta especialmente importante en los vasos sanguíneos que ya se encuentran estrechados por la aterosclerosis, dado que pueden dar lugar a una obstrucción del flujo sanguíneo y provocar un infarto”.
Mayor riesgo de infarto
En el estudio, los investigadores analizaron los historiales médicos de 12.461 mujeres y varones que, con un promedio de edad de 58 años, ya habían sufrido un primer infarto. Además, todos los participantes habían respondido previamente a un cuestionario en el que identificaban si habían sufrido un ataque de ira o habían realizado un gran esfuerzo físico en la hora previa al infarto o durante el mismo periodo del día anterior en el que padecieron el episodio.
Los resultados mostraron que el hecho de padecer un ataque de ira o de sentirse ‘emocionalmente molesto’ llegaban a duplicar el riesgo de padecer un infarto durante la hora posterior al enfado. Una asociación, asimismo, que igualmente se observó con la realización de un gran esfuerzo físico. Es más; en caso de sentirse iracundo o con ‘malestar emocional’ mientras se realizaba un gran esfuerzo físico, el riesgo de infarto fue hasta tres veces superior durante la hora posterior.
Como concluye el doctor Barry Jacobs, co-autor del estudio, “las personas en riesgo de infarto deberían hacer todo lo posible para evitar las situaciones emocionales extremas. Una manera de lidiar con las bajadas y subidas emocionales es hablar con otras personas que se encuentre en la misma situación, lo que puede resultar de gran ayuda para un mejor manejo de sus emociones”.
– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘Circulation’?
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