18 marzo, Día Mundial de las enfermedades reumáticas en niños y jóvenes
Uno de cada mil niños en España padece una enfermedad reumática
Tradicionalmente, las enfermedades reumáticas siempre se han asociado con personas mayores. Nada más lejos de la realidad. Éstas pueden afectar a cualquier tramo de edad, influyendo a adolescentes e, incluso, a niños en edad pediátrica. Una de las más frecuentes es la artritis idiopática juvenil (AIJ). Según la Sociedad Española de Reumatología (SER) puede afectar a 1 de cada mil niños en España.
Con el nombre de artritis idiopática juvenil se hace referencia a un grupo heterogéneo de enfermedades inflamatorias de origen desconocido que comienzan durante la infancia y cuya expresión clínica común es la artritis. Los síntomas principales son: dolor, hinchazón y aumento de calor en las articulaciones, con rigidez y dificultad para realizar los movimientos. Unas veces el comienzo es lento, insidioso y progresivo, “sin darnos cuenta”. El niño cojea sin apreciarse franca hinchazón, o tiene un cansancio fuera de lo normal que le obliga a disminuir la actividad física habitual. Los niños más pequeños están irritables y se niegan a caminar y los mayores se sienten como ‘oxidados’ al levantarse de la cama. Otras veces el comienzo es brusco y grave con importantes síntomas generales como malestar general, fiebre alta, manchas en la piel, dolor difuso en brazos y piernas o hinchazón en muchas articulaciones.
Olaia Fernández, reumatóloga del Hospital Universitario de Basurto, destaca que este tipo de enfermedades pueden ser “muy discapacitantes”. Además, advierte que “se debe tener en cuenta que casi la mitad de niños con este tipo de enfermedades precisarán seguir con el tratamiento (fármacos modificadores de la enfermedad o terapias biológicas) en la edad adulta”.
En esta línea, recuerda que es importante tener en cuenta algunos síntomas que podrían servir de alerta a los padres como: dolor, inflamación que empeora en reposo, cojera, cansancio atípico o alteración en el comportamiento, entre otros. “En estos casos se debería consultar con el pediatra para que valore la necesidad de derivar a los niños a una Unidad de Reumatología Pediátrica para un adecuado manejo”, insiste la especialista, también coordinadora de la Comisión de Comunicación y relaciones con pacientes de la SER.
Afortunadamente, cuando la enfermedad se deriva a tiempo a los Servicios de Reumatología, donde es diagnosticada, y se pone el tratamiento adecuado, los niños que las sufren pueden llevar una vida normal en la que será muy importante tener unos hábitos saludables como realizar ejercicio físico de forma frecuente, llevar una dieta equilibrada, etc., y mantener la adherencia al tratamiento, según pone de manifiesto la Dra. Natalia Palmou, coordinadora del Grupo de trabajo en enfermedades reumáticas de niños y adolescentes de la SER (ERNA-SER).