Informe de la Fundación Adecco
El empleo constituye el mayor reto de los jóvenes con discapacidad
El empleo constituye la palanca fundamental para garantizar la igualdad de los jóvenes con discapacidad, normalizar su vida y hacer efectiva su participación en todas las esferas sociales. Por séptimo año consecutivo, la Fundación Adecco presenta el informe ‘Jóvenes con discapacidad, motor de futuro’. De este análisis se desprende un cambio de paradigma entre las nuevas generaciones con discapacidad, que ya no solo desean trabajar, sino que tienen aspiraciones profesionales concretas y desean un empleo en el que poder demostrar su talento y capacidades.
Francisco Mesonero, director de la Fundación Adecco, considera que “se trata de un análisis profundamente necesario en un contexto de crisis cíclicas en el que la población joven suele ser la más damnificada. Sus insuficientes oportunidades de empleo y/o la precariedad laboral (en muchos casos trabajando en la economía irregular) les sitúa fuera del paraguas de las medidas de protección social, exponiéndoles de forma más acusada al riesgo de exclusión y/o pobreza”.
“En la encuesta de este año hemos percibido a una generación de jóvenes con discapacidad empoderada, que desea promover un cambio en el que su inclusión laboral deje de considerarse filantropía o mera responsabilidad social para elevarse a un derecho fundamental que además aporta valor y competitividad al conjunto de la sociedad. Queremos que esta visión cale en todos los agentes sociales y visibilizar el talento joven con discapacidad, de modo que su inclusión laboral se convierta en una prioridad para las Administraciones y en una propuesta de valor para el tejido empresarial el empleo de los jóvenes con discapacidad es un gran indicador para medir el grado de madurez de una sociedad, su alineación con la Agenda 2030 y objetivos como la reducción de las desigualdades, la erradicación de la pobreza o la promoción de un crecimiento económico inclusivo y sostenible”.
Objetivos
– Dar voz a los jóvenes con discapacidad, identificando sus intereses y expectativas profesionales y los frenos que siguen lastrando sus oportunidades de empleo.
– Visibilizar las dificultades añadidas que afrontan los jóvenes con discapacidad para encontrar empleo en escenarios de incertidumbre como el actual.
– Presentar una visión renovada del talento joven con discapacidad, poniendo el foco en sus competencias y capacidades.
– Derribar prejuicios y estereotipos: normalización.
– Generar debate fomentando el intercambio de ideas y posicionando la inclusión laboral de los jóvenes con discapacidad en la agenda mediática, empresarial y política.
– Concienciar a empresas y Administraciones Públicas sobre la necesidad de promover el empleo de los jóvenes con discapacidad, a través de un compendio de propuestas para impulsar su empleo y “no dejar a nadie atrás”.
Conclusiones
Como palanca esencial para garantizar la igualdad, normalizar su vida y hacer efectiva su participación en todas las esferas sociales, el empleo representa la principal preocupación de futuro para el 80% de los jóvenes con discapacidad. A continuación también señalan la posibilidad de iniciar un proyecto de vida independiente y/o formar una familia (68%) y encontrar una vivienda que les ofrezca seguridad y garantías (54%); tener un círculo social amplio, con sólidas relaciones sociales y afectivas (36%) y la posibilidad de acceder al ocio y cultura de forma igualitaria (25%).
Si el año pasado casi la mitad de las personas encuestadas (45%) concebía el empleo como un anhelo, buscando trabajo “de lo que sea”, en esta edición muestran aspiraciones profesionales concretas, representando el empleo un pilar fundamental para desarrollar su proyecto de vida. Así, 86% tiene aspiraciones profesionales concretas y tan solo el 14% cree que lo importante es trabajar y le da igual en qué.
La consolidación de la ley que exige a las empresas la incorporación de personas con discapacidad (que en 2022 cumple cuatro décadas) y la mayor visibilidad de la discapacidad durante los últimos años, ha hecho que el empleo deje de ser un anhelo inalcanzable o reservado a unos pocos para convertirse en un derecho fundamental y en el vehículo por excelencia para que las personas con discapacidad normalicen su vida y alcancen sus metas personales.
Más de tres cuartas partes de los jóvenes con discapacidad (77%) aspira a trabajar en el mercado abierto, es decir, en empresas ordinarias en las que convivan con personas con y sin discapacidad, y donde puedan demostrar su talento y capacidades. Frente a ellos, un 23% prefiere la opción de empleo protegido en Centros Especiales de Empleo, en los que, al menos, 7 de cada 10 trabajadores tiene algún tipo de discapacidad.
Por tipos de discapacidad, se observa que aquellas personas con discapacidad física son las que más inclinación tienen hacia la empresa ordinaria (91%), seguidos de los profesionales con discapacidad sensorial (86%), mental (85%) e intelectual (54%). Sea como fuere, en todos los casos la opción de empresa ordinaria es escogida por más de la mitad de los encuestados.
Los jóvenes con discapacidad desean impulsar un cambio cultural que les diferencia de las generaciones antecesoras. Hace tan solo dos o tres décadas el entorno no invitaba a que las personas con discapacidad trabajaran, promoviendo su inactividad y/o dependencia o, en el mejor de los casos, su ocupación al margen del resto de la sociedad. Esto está cambiando y se evidencia en el sentir mayoritario de las nuevas generaciones con disca pacidad, que quieren labrarse un futuro profesional igualitario que les permita iniciar un proyecto de vida independiente y donde lo verdaderamente importante sean sus valores, capacidades y competencias.
Los jóvenes con discapacidad no solo aspiran a trabajar como cualquier persona de su edad, sino que tienen claras cuáles son sus aspiraciones profesionales. Así, la mayoría se decanta por un empleo en el sector servicios (56%), siendo las posiciones relacionadas con la atención al cliente las más deseadas, seguidas de las vinculadas a la seguridad, oficinas y despachos y limpieza. En segundo lugar, un 19% prefiere trabajar en el sector industrial y/o logístico (operarios, repartidores, etc), un 10% en la hostelería, un 6% se inclina por la rama artística (youtuber, cantante, actor, diseñador…) y un 13% opta por otro tipo de empleos en diversas áreas (enseñanza, tecnología, sanidad, etc.).
Sin embargo, el 72% de los jóvenes con discapacidad cree que el hecho de tener un certificado de discapacidad le perjudica a la hora de encontrar trabajo en las empresas ordinarias, a pesar de que las compañías están obligadas por ley a incorporar un 2% de trabajadores con discapacidad, cuando superan los 50 trabajadores. En este sentido, el 65% afirma haber sentido, en algún momento, discriminación o rechazo en su búsqueda de empleo debido a su discapacidad.
Las dificultades que encuentran los jóvenes con discapacidad tienen su origen en prejuicios relacionados con la discapacidad que cuestionan la valía de los profesionales, prejuicios vinculados a la juventud que presuponen que la ausencia de experiencia profesional no ofrece resultados ni garantías y un menor nivel formativo de las personas con discapacidad que se observa particularmente en los jóvenes y que dificulta su acceso a posiciones cualificadas y/o en auge (solo el
2% de los jóvenes con discapacidad tiene estudios superiores).
Los jóvenes con discapacidad desean normalizar su presencia en el mercado laboral y, para ello, ponen en valor el extra de valores y competencias que a menudo ven reforzados: el espíritu de superación, (75,3%), seguido de la capacidad de sacrificio (71,6%) y la empatía (53,1%). También destacan competencias como el esfuerzo (53,1%), la creatividad (38,3%) y las habilidades sociales y emocionales (30,9%).
La plena inclusión de los jóvenes con discapacidad exige la acción coordinada entre empresas y Administraciones Públicas, a través del refuerzo de políticas activas de empleo que actúen sobre la desconexión entre el modelo educativo y empresarial, estimulen la formación cualificada de los jóvenes con discapacidad, así como su acceso a nichos de empleo emergente. Además, es fundamental la aplicación de criterios inclusivos en los procesos de selección que garanticen su acceso igualitario al mercado laboral.
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