Cardiopatía isquémica

La cardiopatía isquémica, también conocida como enfermedad coronaria o enfermedad arterial coronaria, es una condición médica en la que el flujo sanguíneo al músculo cardíaco (miocardio) se reduce o se bloquea debido a la obstrucción de las arterias coronarias. Estas obstrucciones son generalmente causadas por la acumulación de placas de ateroma, que se forman a partir de depósitos de grasas, colesterol y otras sustancias presentes en la sangre.

Este proceso de acumulación y endurecimiento de las arterias se llama aterosclerosis, y puede desarrollarse durante muchos años sin presentar síntomas hasta que la obstrucción es significativa. Cuando las arterias coronarias se estrechan, se reduce el flujo de oxígeno y nutrientes al corazón, lo que puede llevar a síntomas como dolor en el pecho (angina de pecho). En casos más graves, si una placa se rompe y forma un coágulo, puede bloquear completamente el flujo sanguíneo y causar un ataque cardíaco (infarto de miocardio).

La cardiopatía isquémica es una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo. En España, según la Fundación Española del Corazón, es responsable de un alto porcentaje de las muertes relacionadas con enfermedades cardiovasculares.

A nivel mundial, las enfermedades cardiovasculares, incluida la cardiopatía isquémica, son la principal causa de muerte, representando aproximadamente el 31% de todas las muertes globales. La combinación de factores de riesgo contribuye al desarrollo y la progresión de la enfermedad, haciendo que la prevención y el manejo temprano sean cruciales para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados.