Jostein Gaarder, escritor y filósofo
«No hay que olvidar aquello de que, antes o después, todos somos o seremos pacientes»
Los papeles se cambian y el entrevistado es el que interroga. Jostein Gaarder (Oslo, Noruega, 1952) lo hace a través de su último libro ‘Me pregunto’, – el más reciente de la veintena larga de títulos que vertebran una obra de enorme éxito a escala universal-, y deja en el aire cuestiones vitales para que cada cual responda y, al hacerlo, reflexione.Es lógico que apele a la reflexión porque, antes de asombrar a los lectores en 1991 con aquel viaje por la historia del pensamiento que llamó ‘El mundo de Sofía’, antes de convertirse en el escritor que ha vendido más 40 millones de libros traducidos a 60 idiomas, fue durante once años profesor de filosofía e historia de las ideas en un instituto de la ciudad de Bergen.
Sonriente, locuaz, gesticulante y cercano Jostein Gaarder atrapa porque sus libros hablan, de un modo sencillo e inteligible, de los grandes temas que gravitan sobre el ser humano y su existencia. En este último, y a través de interrogantes, -«el mundo está lleno de preguntas que parecen no tener respuesta, de cuestiones que exigen reflexión», afirma el autor, Gaarder nos interroga sobre la amistad, lo desconocido, el ser, el miedo, la vida y la muerte, «como una humilde aportación en el intento de, como seres humanos, comprendernos un poco mejor».
¿Cuál es la pregunta que ronda actualmente en la cabeza de Jostein Gaarder?
Probablemente la pregunta más importante que podemos hacernos ahora mismo sea: ¿cómo se puede salvar la humanidad? ¿cómo puede salvarse a sí misma de cara a las próximas generaciones?, ¿cómo será el mundo dentro de 100 años?. No sé quien puede contestar a eso, pero creo que es importante, más que importante, necesario, formulárselo. En ‘El mundo de Sofía’ me propuse hacer un libro sobre el pensamiento occidental a través de las grandes preguntas y de las grandes respuestas que los filósofos y la filosofía han formulado y se han planteado a lo largo de los siglos. Pero en este nuevo libro ‘Me pregunto’ sólo formulo preguntas y las preguntas que surgen no son fáciles de responder.
¿Cuál fue el criterio que siguió a la hora de plantear esas preguntas?
El objetivo es que cualquier persona, ya sea un experto o alguien que no sea entendido en absoluto, tenga que reflexionar sobre estas preguntas antes de poder responderlas. Los físicos, los astrónomos, pueden decirnos muchas cosas acerca de la creación del mundo, pero no pueden asegurarnos o afirmar con exactitud qué y cómo fue aquello. Aunque el formato puede llevar a pensar que estamos ante un libro infantil, en realidad pienso que es más importante y tiene mayor interés para los adultos que para los niños en el sentido de que las personas mayores a menudo no se hacen estas preguntas, cuestiones como: ¿Necesito tener muchas cosas para ser feliz? o ¿Qué da mas miedo perder?. Los adultos han olvidado que esas preguntas hay que formularlas, dan por sentado que existimos, dan por sentado lo que es la existencia, pero a menudo no se acuerdan de hacerse estas preguntas. De alguna forma a través de este librito pueden refrescar su mente planteándose este tipo de preguntas trascendentales. En este sentido este libro puede ser un libro filosófico porque la filosofía es en el fondo un grupo pequeño de preguntas fundamentales.
¿Qué tipo de interrogantes propone?
Las preguntas se pueden dividir en dos categorías distintas. La primera engloba las preguntas metafísicas u ontológicas del tipo ¿qué es el universo?, ¿cuál es la naturaleza, la esencia de ese universo?, ¿existe el universo?, ¿existe dios?, ¿hay vida después de la muerte?, ¿ la conciencia es una coincidencia cósmica?, todas estas preguntas tienen sus respuestas pero esas respuestas no son accesibles de forma rápida. La segunda categoría la integran las preguntas de orden moral-poético, del tipo ¿qué es la justicia?, ¿qué es una sociedad justa?, ¿qué es la amistad, qué es el amor, qué es el perdón?, ¿qué es bello y qué es feo?, para todas esas preguntas no hay respuestas específicas, por lo tanto creo que es importante que las nuevas generaciones se planteen estas cuestiones porque no podemos esperar una sociedad justa si no nos preguntamos y respondemos a la pregunta ¿qué es justicia?
¿La salud forma parte de esas preguntas?
No hay preguntas específicas sobre salud y enfermedad, aunque indirectamente la salud y su ausencia está en muchas de ellas porque son temas que a todos, y por supuesto a mí, me interesan y preocupan. Cuando preguntamos que es lo que nos da miedo perder, cuando pienso si necesito tener muchas cosas para ser feliz o cuando lo hago acerca de que ocurrirá cuando falte, estoy planteando cuestiones que tienen que ver con salud y enfermedad. No hay que olvidar aquello de que, antes o después, todos somos o seremos pacientes.
¿La lectura puede ser una medicina?
Una medicina que, de una u otra forma, nos va a resultar beneficiosa. Aunque la lectura no nos va a curar la dolencia que tengamos, nos va a ayudar a que nuestra existencia sea mejor. En ese sentido claro que la lectura es un buen fármaco.
Y escribir, ¿lo es para usted?
Planteado así, también lo es. Escribir forma parte de una necesidad vital.
¿ Hay alguna respuesta clave en relación con las preguntas que plantea?
No tengo respuesta para esa pregunta. Dicho de otra forma, no hay una respuesta clave. Para la inmensa mayoría de las preguntas no tenemos una sola respuesta. Hay que considerar que las respuestas también varían en función de cuando se formulan las preguntas. Le pondré un ejemplo: Descartes respondía desde una perspectiva filosófica a cuestiones que hoy están respondidas por los neurofisiólogos como, por citar un caso concreto, lo que explica el movimiento físico de una mano. ¿Cuál es el misterio que hace posible que yo levante una mano?, se preguntaba el filósofo. El tiempo y el conocimiento neurofisiológico han hecho que la explicación haya variado, aunque la respuesta sigue teniendo una parte de misterio porque todavía no conocemos al cien por cien cómo funciona el cerebro. Probablemente en algún momento del futuro esa pregunta tenga una respuesta exacta; hoy todavía no.
¿Que opinión le merece un medio de comunicación y una plataforma dirigida a los pacientes?
Creo que las nuevas tecnologías al tiempo te dan y te quitan. Te llenan y te vacían. Hay tantas cosas que comunicar, tantas cosas sobre las que informar que los soportes que suponen las nuevas tecnologías son muy bienvenidos, pero hay que reflexionar sobre qué tipo de información a veces se está produciendo. Naturalmente el balance es positivo y amplía los horizontes del ser humano; nuestras perspectivas. Plataformas que ayuden a que los pacientes conozcan su realidad, sus posibilidades y sus perspectivas me parecen útiles y necesarias. ¿No lo cree usted; considera que la información del paciente es una cuestión clave?
La entrevista concluye como arrancó, con los papeles invertidos, pues es el entrevistado quien interroga y deja en el aire, envuelta en una sonrisa cómplice, una cuestión que queda rodando en la cabeza del interlocutor.