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La Sociedad Española de Cardiología (SEC), por ejemplo, ha denunciando en su congreso anual, celebrado en Gran Canaria, que la mujer continúa en inferioridad de condiciones en cuanto al diagnóstico, el tratamiento y la participación en los estudios epidemiológicos sobre enfermedades cardiovasculares.

En España, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son las responsables del fallecimiento de más de 65.000 mujeres al año, tal y como muestran los datos del Instituto Nacional de Estadística referidos a 2009, los últimos disponibles, superando ya en un 7,66% a las muertes masculinas por esta causa.

Distinta incidencia

Estas enfermedades tienen distinta incidencia (el número de casos nuevos durante un período de tiempo específico), evolución y pronóstico en la población en función del sexo; sin embargo, hasta hace pocos años, ni la sociedad ni los médicos han asumido estas diferencias, lo que, según los cardiólogos, ha perjudicado significativamente a la mujer.

Las ECV son la primera causa de muerte entre las mujeres españolas, con el 35,10% de los fallecimientos. Estos porcentajes son superiores en 10 comunidades autónomas, encabezadas por Andalucía, Asturias y Extremadura, con un 39,51%, 38,07% y un 37,23%, respectivamente. Por el contrario, las canarias, las madrileñas y las navarras son las que menor mortalidad cardiovascular presentan, con porcentajes del 30,62%, el 31,44% y el 32,07%, respectivamente.

Brecha negativa

Las estadísticas revelan que las diferencias frente al sexo masculino en cuanto a mortalidad por una ECV son cada vez más amplias en nuestro país. En todas las comunidades españolas, excepto Navarra, esta brecha supera hoy el 5% «a favor» de la mujer. En Extremadura, esta diferencia alcanza el 10,34% frente a la masculina.

Las féminas suelen presentar una edad superior a la de los hombres cuando son diagnosticadas de  enfermedad cardiovascular, lo que complica su recuperación. La explicación radica en que a partir de la menopausia, la mujer muestra un peor pronóstico que el hombre, pues deja de recibir la protección natural de los estrógenos y, con ello, se multiplican los factores de riesgo cardiovascular, produciéndose más diabetes, hipercolesterolemia y obesidad. Concretamente, a partir de los 50 años, el 50% de las mujeres padece hipertensión y una de cada tres, diabetes o trastornos de metabolismo de los hidratos de carbono o colesterol elevado.

Sin protección estrogénica

«La actividad estrogénica preserva la función endotelial de las arterias y disminuye el colesterol, reduce, además, la viscosidad de la sangre, minimizando el riesgo de trombosis», recuerda la Dra. Eulalia Roig, cardióloga del Hospital Sant Pau de Barcelona. «No obstante, el tabaquismo en la mujer, cada vez más común en España, hace que se pierda parte de esa protección».

No es de extrañar, pues, que de las 65.000 muertes anuales por ECV en mujeres españolas, el 98,83% (64.284) se den en aquellas que superan la cincuentena.

Peor tratadas

Otro de los datos presentados en Gran Canaria, que agravan el pronóstico de las mujeres, es que frente a los mismos síntomas, sólo el 15% recibe un tratamiento adecuado, porcentaje que se eleva hasta el 56% en los hombres. Así lo demuestran diversos registros americanos y europeos, que ponen de manifiesto el retraso en la sospecha de enfermedad en la mujer, recibiendo con frecuencia el tratamiento necesario más tarde y en menor medida.

Afortunadamente, en los últimos años se han ido reconociendo las diferencias de los síntomas entre hombres y mujeres, y el diagnóstico y tratamiento de los factores de riesgo y de las enfermedades cardiovasculares va igualándose cada vez más.

Sin embargo, queda mucho por mejorar. Por ejemplo, las mujeres siguen estando escasamente representadas en los ensayos con nuevos fármacos para combatir estas dolencias. Un estudio estadounidense revelaba recientemente que en ensayos de patología cardiovascular, la inclusión de mujeres, en el mejor de los casos, era del 44% en estudios de hipertensión arterial; del 40% en diabetes; del 38% en ictus y del 25% en enfermedad coronaria, a pesar de que éstas son enfermedades muy frecuentes en el sexo femenino.

Primera causa de muerte

En nuestro país, las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte para el conjunto de la población. La mayoría de las muertes evitables se deben a enfermedades del corazón y se producen fuera de los hospitales. Cada año se producen en España más de 24.500 paradas cardiacas, lo que equivale a una media de una cada 20 minutos.

Las tasas de mortalidad cardiovascular ajustadas por edad y las tasas específicas de edad, son mayores en los varones (hasta los 85 años). Sin embargo, la mortalidad proporcional, las tasas brutas de mortalidad y el número absoluto de muertes son superiores en las mujeres. Esta aparente paradoja es el resultado de dos hechos. Primero, el mayor riesgo cardiovascular de los varones, reflejado en las tasas específicas de edad. De hecho, el riesgo coronario de los varones es similar al de las mujeres que son 10 años mayores que aquellos. Segundo, la ECV es mucho más frecuente en las edades avanzadas de la vida, donde el número de mujeres es muy superior al de varones. Ello explica que las féminas, a pesar de tener menos riesgo cardiovascular que los varones, tengan mayor mortalidad proporcional, bruta y número de muertes por esta causa.