La Coordinadora Estatal de VIH/sida (CESIDA) ha denunciado el menor acceso de las personas mayores a las pruebas de detección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), todo ello a pesar de que, como recuerda la propia coordinadora, «el número de personas mayores de 50 años con VIH se ha incrementado desde 2011, y sigue aumentando».

La razón para este menor acceso que, entre otras consecuencias, retrasa el diagnóstico precoz del VIH en esta población, se encuentra en que la oferta de la prueba por los médicos de Atención Primaria es menor cuanto mayor es el paciente.

Como explica Carlos Varela, secretario general de CESIDA, «hay que lamentar que los profesionales no contemplen la posibilidad de la infección en las personas mayores, situación que se debe a los estereotipos y prejuicios asociados a las personas con VIH y sida. Y no hemos de olvidar que el no ofertar la prueba del VIH a personas mayores impide diagnosticar algunos resultados positivos, lo que puede ocasionar graves problemas salud para estos pacientes».Riesgo de comorbilidades

Si bien la esperanza de vida de los pacientes con el VIH es prácticamente similar a la del resto de la población, esta infección de evolución crónica «no es comparable a ninguna otra enfermedad crónica”, recuerda Carlos Varela. De hecho, las últimas evidencias constatan que el organismo de las personas que han contraído la infección “envejece antes que el del resto de la población, lo que incrementa el riesgo de desarrollar comorbilidades asociadas a una edad más avanzada de la que realmente tienen», alerta el secretario general de la Coordinadora.

Es más; a pesar de los avances logrados en la lucha contra el VIH, aun a día de hoy «se niega el acceso a los centros de día y residencias a los pacientes con el virus, pues la infección por el VIH sigue considerándose erróneamente una enfermedad infecto-contagiosa», concluye Carlos Varela.

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