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Cuando el desfibrilador marca la diferencia entre la vida y la muerte
De ahí que, como recuerda el doctor Ramón Brugada, director del Servicio de Cardiología del Hospital Josep Trueta, «tener acceso a un desfibrilador en los lugares públicos podría evitar hasta un 20% de los casos de muerte súbita, en lugar del 2% actual». Un problema sobre el que la sociedad empieza a concienciarse y que este experto ha abordado en una reunión conjunta de las sociedades españolas de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y de Cardiología (SEC) a la que han acudido más de 500 médicos de toda España.
Sólo en nuestro país la muerte súbita causa cerca de 40.000 fallecimientos al año. En el 80% de los casos está asociada a enfermedad coronaria. «Se produce un taponamiento de las arterias coronarias, el típico infarto de miocardio», aclara Brugada. Pero el otro 20% suele producirse en personas jóvenes, deportistas o bebés, donde la muerte súbita suele estar causada por enfermedades genéticas hereditarias. «Por esto es importante que si en la familia existe algún antecedente se realicen análisis genéticos a los familiares para evitar otro posible caso».
El desfibrilador nunca se equivoca
Precisamente en Gerona se ha puesto en marcha un proyecto pionero en Europa que tiene como objetivo implantar 700 desfibriladores en toda la provincia. «Por el momento y como prueba piloto ya se han instalado estos dispositivos en 14 municipios y en sólo 3 meses se han salvado dos vidas», explica el doctor Brugada.
El uso del desfibrilador es muy sencillo y en contra de lo que se pueda pensar, «es el propio aparato el que evalúa al paciente y el que determina si la descarga eléctrica es necesaria o no. Los usuarios de a pie no deben nunca dudar en usarlo, ya que no puede causar ningún daño, sino todo lo contrario. El desfibrilador nunca se equivoca», concluye este experto.
– ¿Sabías qué? La muerte súbita cardíaca es la pérdida brusca de pulso y conocimiento originada por un fallo inesperado de la capacidad del corazón para bombear eficazmente sangre al organismo. La mayoría de estos episodios de parada cardíaca se deben a una alteración en la conducción eléctrica del corazón originados por un trastorno llamado fibrilación ventricular, en el que el corazón tiene actividad caótica. Sólo se puede revertir si se aplica una descarga eléctrica entre los 3 y 9 minutos siguientes al inicio de los síntomas. Cada minuto que pasa, las posibilidades de sobrevivir descienden entre un 7 y un 10%. La dificultad para acceder en tan poco tiempo a un desfibrilador explica que sólo sobreviva un 2% de las víctimas de muerte súbita cardíaca.