Dejar el tabaco reduce en hasta un 35% el riesgo de sufrir un segundo episodio
El 56% de los pacientes con un infarto o un ictus sigue fumando
Si bien la cesación del hábito tabáquico reduce en hasta un 35% el riego de sufrir un segundo episodio vascular, caso de un infarto de miocardio o de un ictus, el 59% de los pacientes que ya ha padecido un primer episodio continúa fumando. Así lo muestran los resultados de la encuesta ‘Hábitos tabáquicos y enfermedad cardiovascular en tiempos de COVID-19’, realizada por Cardioalianza, miembro de Somos Pacientes.
Como explica la doctora Rosa Fernández, del Complejo Universitario de Jaén, “el tabaco tabaco multiplica por tres la posibilidad de tener un evento cardiovascular. De hecho, el tabaco en sí produce enfermedad cardiovascular. No es casualidad que casi la mitad de los pacientes que tiene un evento hayan fumado previamente o lo hayan hecho en los últimos 10-15 años. Y a pesar de ello, el hábito tabáquico sigue siendo nuestro caballo de batalla”.
Entre otros resultados, la encuesta alerta de la baja percepción que tienen los pacientes cardiovasculares sobre el riesgo que supone el tabaco. De hecho, los propios cardiólogos reconocen poner ‘poco énfasis’ en la consulta a la hora de preguntar a sus pacientes sobre si son o no fumadores.
Percepción del riesgo
Como alerta Maite San Saturnino, presidenta de Cardioalianza, “a los 6-7 meses después de un evento, muchos de los pacientes ya han pasado ese miedo inicial y se relajan. Por ello es tan importante trabajar con ellos la deshabituación tabáquica. Desde las asociaciones estamos ahí para cogerles de la mano y acompañarlos, para aportar este granito de arena con la importancia que tiene no fumar”.
Sea como fuere, y con independencia de la eficacia de los actuales tratamientos para la deshabituación tabáquica, lo ideal sería no caer nunca en el hábito. O lo que es lo mismo, centrar los esfuerzos en la prevención temprana. Sin embargo, los resultados de la encuesta revelan que el 56% de los pacientes cardiovasculares ya fumaba a la edad de 18 años.
Como concluye San Saturnino, “desde las sociedades científicas, las asociaciones de pacientes y todos los ámbitos sanitarios tenemos la labor de concienciar desde las edades más tempranas de lo nocivo que es fumar independientemente del tipo de cigarro o dispositivo. Es fundamental informar desde las edades más tempranas, ya que una vez llegada la adolescencia esto se complica. Les decimos que no fumen, pero es tarde porque ya fuman”.
– A día de hoy, 41 asociaciones de pacientes dedicadas a las enfermedades cardio y cerebrovasculares son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?