La pandemia ha provocado un descenso de la esperanza de vida
El 75% de los españoles disfruta de una ‘buena’ o ‘muy buena’ salud
Tres de cada cuatro españoles consideran que su estado de salud es ‘bueno’ o ‘muy bueno’. Así lo muestran los resultados del ‘Informe del Sistema Nacional de Salud (SNS) 2020/2021’ publicado por el Ministerio de Sanidad, entre cuyos resultados destaca una mejor valoración por la ciudadanía del sistema sanitario público tras la irrupción de la pandemia: valorado con 6,7 puntos sobre 10 en el año 2019, la calificación en el último informe supera los 7 puntos, siendo de 7,3 puntos en la atención primaria y de 7,1 en la atención hospitalaria.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. El impacto de la pandemia en las personas de mayor edad ha ocasionado un descenso de la esperanza de vida, que en 2020 fue de 82,3 años –frente a 83,7 en 2019– y mayor en las mujeres (85,1 años) que en los varones (79,6). En este contexto, las principales causas de mortalidad siguen siendo las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, responsables de más del 50% de todas las defunciones, si bien la letalidad por tumores malignos ha disminuido un 20% en la última década.
Hábitos poco saludables
Entre otros resultados, y por lo que respecta a la población mayor de 14 años, el Informe muestra que una tercera parte consume alcohol de manera habitual y que el 36% se declara ‘sedentaria’ en su tiempo de ocio. Unos datos que, cuando menos en parte, explican que el 20% de los adultos de nuestro país presente obesidad y el 50% sobrepeso, afectando más a las clases sociales menos acomodadas
Por su parte, el grupo de medicamentos más consumidos en España son los analgésicos; los fármacos asociados a un mayor importe en recetas médicas del SNS son los utilizados para tratar la diabetes; y los antineoplásicos, inmunosupresores y antivirales de uso sistémico son los que mayor importe suponen en la farmacia hospitalaria.
Concretamente, el gasto sanitario público en 2019 ascendió a 81.590 millones de euros, el 6,6% del producto interior bruto (PIB), mientras que el gasto sanitario privado fue de 33.868 millones de euros. La mayor financiación pública corresponde a las administraciones regionales, con 75.312 millones de euros (92,3%), mientras que los pagos directos de los hogares representan la mayor financiación sanitaria privada (24.794 millones de euros; 73,2%).
Como informa Sanidad, “estos gastos directos, de 24.794 millones de euros, se destinaron fundamentalmente a la compra y copago de medicamentos, a la atención odontológica y a la adquisición de dispositivos terapéuticos y de otros productos médicos como gafas, lentes de contacto o audífonos”.
La pandemia acapara el SNS
La irrupción de la pandemia en 2020 provocó que la atención primaria (AP) atendiera en el periodo 2020-2021 a 2,3 millones de personas con COVID-19 y realizara el seguimiento a 5,3 millones de contactos. Un primer nivel asistencial en el que se gestionaron cuatro millones de procesos de incapacidad temporal relacionados con la COVID-19 y en el que solo en 2020 se atendieron 379 millones de consultas, 12,3 millones más –o lo que es lo mismo, un 3% más– que en 2019.
Para ello, las teleconsultas entre profesionales y pacientes (127 millones) aumentaron en 2020 un 600% con respecto al año previo y la actividad domiciliaria (13,5 millones de visitas) un 4%.
Asimismo, la AP también destacó por su papel en la vacunación frente a la COVID-19, especialmente en los grupos más vulnerables, y por el incremento en la actividad de vacunación antigripal –un 48% más– y antineumocócica –un 21% más.
Finalmente, y por lo que refiere a la atención especializada, la COVID-19 ocasionó en 2020 la hospitalización de 232.420 personas, con 245.215 ingresos en la red de hospitales de agudos del SNS –el 6% de los pacientes precisó más de un ingreso–. Además, el 10% de los afectados requirió cuidados críticos. A este respecto, el promedio de tiempo de los ingresos fue de 11 días: nueve en hospitalización convencional y 15 días en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
En este sentido, indica Sanidad, “el mayor despliegue de recursos de cuidados críticos se alcanzó durante la primera ola, el 9 de abril 2020, con más de 13.000 camas UCI habilitadas, un número 2,8 veces mayor que la dotación en funcionamiento previa a la pandemia. Y en algunas comunidades autónomas se cuadruplicó, e incluso quintuplicó, su dotación previa”.
En total, el SNS atendió 3.181.725 hospitalizaciones en 2020, 573.831 menos –o un 15% menos– que el año previo. Y consecuentemente con la pandemia, aumentaron los diagnósticos asociados con enfermedades del aparato respiratorio, destacando el importante ascenso de la neumonía.
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