LA PROMOCIÓN DE HÁBITOS SALUDABLES TENDRÁ SU SITIO EN SOMOS PACIENTES
El Ministerio de Sanidad recomienda reducir a la mitad el consumo de sal
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, ha puesto en marcha el plan ‘Cuídate +’, dirigido a reducir el consumo de sal y prevenir la hipertensión arterial. En España, la ingesta de sal alcanza los 9,8 gramos por habitante y día, cuando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejan no sobrepasar los 5 gramos diarios (lo que equivale a una cucharadita de sal llena).
Las pruebas científicas asocian este consumo excesivo con la hipertensión, que a su vez se relaciona de forma directa con el 49% de los casos de enfermedad coronaria y con el 62% de los accidentes cerebrovasculares (ictus). Además, se estima que un 35% de la población española es hipertensa.
La web del plan ‘Cuídate +’ aporta información personalizada, consejos, trucos y recetas saludables para reducir la ingesta de sal.
Solo pequeñas cantidades
Nuestro cuerpo solo necesita pequeñas cantidades de sal (sodio) para que funcione adecuadamente. En concreto es vital para:
– Controlar la cantidad de agua del cuerpo, manteniendo el PH de la sangre.
– Regular los fluidos del organismo.
– Ayudar a que el cuerpo esté hidratado, introduciendo agua en el interior de las células.
– Ayudar a transmitir impulsos nerviosos y a la relajación muscular.
¿Por qué es dañina?
Sin embargo, el 80% de la población española consume más sal (sodio) de la que necesita para tener buena salud. Esto afecta a sus riñones, que son los mayores reguladores del sodio en la sangre, manteniendo el equilibrio del sodio almacenado en nuestro cuerpo para su aprovechamiento óptimo. Un exceso de sal no se puede eliminar por los riñones, se acumula en la sangre atrayendo el agua e incrementa el volumen de sangre circulante. Esto provoca que el corazón necesite trabajar más fuerte para mover la sangre y se eleve la presión produciendo hipertensión arterial, entre otros problemas serios.
La sal o cloruro sódico (ClNa) está compuesta aproximadamente de un 40% de sodio y un 60% de cloro. La sal es la mayor fuente de sodio de nuestra dieta (> 90%). Pero hay otra pequeña parte de sodio que se ingiere también a través de las comidas, y que se añade a los alimentos en los procesos de fabricación. Son los aditivos, saborizantes o conservantes. Por ejemplo, el monosodio de glutamato, que se usa como potenciador del sabor. En la sal, el sabor salado corresponde al cloro (otras formas de sodio o sales no tienen el mismo sabor).
La sal que consumimos proviene de dos fuentes, la ‘visible’ (añadida durante el cocinado y condimentado de los platos –20% del consumo total–) y ‘invisible’ (que proviene de los alimentos –80% del consumo total–. Dentro de esta última se encuentra la presente de forma natural en los alimentos, que corresponde a un 8% del consumo de sal, y la añadida en los alimentos precocinados (platos preparados, aperitivos, quesos, cereales, etc.) que representa un 72% del consumo de sal en la dieta y que es posible reducir.
El dato: Para calcular el contenido en sal de un alimento envasado hay que multiplicar por 2,5 los gramos de sodio que se indican en su etiqueta.