El tabaco fue responsable de la muerte de seis millones de personas en 2011 en todo el mundo, de las que 600.000 eran fumadores pasivos. La cifra de fallecimientos relacionados con su consumo se ha triplicado en la última década, hasta un total de 50 millones, la mitad de las muertes asociadas al tabaco registradas en el pasado siglo XX.

Además, y según alertan la Sociedad Americana del Cáncer (ACS) y la Fundación Mundial del Pulmón (WLF) en su cuarta edición del ‘Atlas del Tabaco‘, «de mantenerse la actual tendencia, la cifra global de muertes asociadas al consumo o exposición al humo del tabaco en el siglo XXI se elevará hasta los 1.000 millones». O lo que es lo mismo, una muerte cada seis segundos.

En países emergentes

El 80% de los fallecimientos por enfermedades relacionadas con el tabaco se localizan en los países de ingresos medios o bajos. Un dato, como apunta el Dr. Michael Eriksen, director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Estatal de Georgia (Estados Unidos) y co-autor del informe, «que muestra el cambio de tendencia que se está produciendo en el consumo del tabaco, pues si bien la cifra de fumadores ha descendido en los países desarrollados, el consumo es cada vez mayor en las regiones pobres o emergentes».

A modo de ejemplo, cabe citar que el tabaco ya supone la primera causa de muerte en China, donde provoca cada año 1,2 millones de muertes. Una cifra que, de acuerdo con la tendencia actual, alcanzará los 3,5 millones en 2030.

Es más; el tabaco no sólo conlleva una enorme tasa de mortalidad, sino que supone un problema económico de gran magnitud. Como denuncian los autores del ‘Atlas del Tabaco’ –los Dres. Eriksen, Hana Ross y Judith Mackay–, «el tabaco le cuesta al mundo entre un 1% y un 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) anual, incluyendo costes directos e indirectos, caso de las ocasionadas por el tratamiento de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo y la pérdida de productividad».

Acuerdo de la OMS

En opinión de Peter Baldani, presidente ejecutivo de la WLF, la industria tabaquera se está «aprovechando de la ignorancia y la desinformación sobre el verdadero efecto del tabaco para minar las políticas de salud que podrían salvar millones de vidas».

En este contexto, el informe muestra cómo la industria ha intensificado su lucha contra las políticas antitabaco, lanzando desafíos legales y tratando de retrasar u obstaculizar la introducción de cajetillas con advertencias y la prohibición de fumar en lugares públicos.

Por ello, y con objeto de revertir esta situación, más de 170 países han suscrito un acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir las tasas de fumadores, limitar la exposición al humo del tabaco de los fumadores pasivos y poner freno a la publicidad y la promoción del tabaco.

-¿Quieres consultar (en inglés) la cuarta edición del informe ‘Atlas del Tabaco’?