Debate en el V Congreso de Organizaciones de Pacientes
La experiencia del paciente, clave para orientar la investigación
La participación del paciente es clave para orientar el proceso de investigación de nuevos medicamentos, y su experiencia, vital para lograr tratamientos más eficaces. Así ha quedado de manifiesto en el debate ‘Cómo avanzar en la investigación y desarrollo de tratamientos’ celebrado en el V Congreso de Organizaciones de Pacientes.
En este encuentro han compartido sus puntos de vista Juan Antonio Da Silva, presidente de la Federación Española de Fibrosis Quística; el presidente de Farmaindustria, Juan López-Belmonte; Juan Estévez, del Área de Ensayos Clínicos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS); Xavier Cañas, director de Promoción de Investigación Clínica del Instituto de Investigación Vall d’Hebron de Barcelona, y Rob Camp, presidente de EUPATI España.
En un momento caracterizado por la «aparición de innovaciones terapéuticas basadas en la medicina de precisión avanzar pasa por incorporar la experiencia del paciente«, ha afirmado López-Belmonte, quien también ha recordado que «tiene que estar involucrado desde el inicio de la investigación». Para el presidente de Farmaindustria la experiencia del paciente permite «entender realmente cómo se convive con una enfermedad y esa información es inestimable para identificar necesidades no cubiertas, para definir prioridades y para optimizar el diseño de los ensayos clínicos».
Para Juan Antonio Da Silva avanzar en esta participación «también pasa porque desde nuestras organizaciones entendamos bien cómo funciona el sector, cómo funciona la investigación clínica en todas sus fases y los procesos de aprobación y financiación de un nuevo medicamento. Necesitamos conocer todo el camino que se tiene que andar para, en la medida de lo posible, intentar acortarlo«.
Habitual e imprescindible
Desde el punto de vista de la promoción de la investigación, Xavier Cañas ha destacado la paradoja que supone que «si bien en la práctica clínica lo habitual, lo imprescindible, es que los profesionales hablen con los pacientes, eso, sin embargo, no haya trascendido a las esferas de diseño y decisión de la investigación», hecho que enlazó con una segunda idea: «Hemos dado el primer plazo, el más laborioso, que era invitar a los pacientes a participar como parte importante de los procesos. A partir de ahora necesitamos que se viralice, que se naturalice, que sea mucho más habitual, y en eso nos ayudan las instituciones y los programas. Así, en las redes europeas de referencia, las ERNs, ya es obligatoria la presencia de las asociaciones de pacientes».
Cañas expuso también la experiencia concreta de su Instituto: «Nos creemos realmente la centralidad del paciente y aprendemos a gestionarla. Ambas partes debemos aprender los lenguajes mutuos, que no están contrapuestos, sino que colaboran para conseguir un resultado que es por y para los pacientes. ¿Qué hemos hecho? Por ejemplo, invitamos a representantes de los pacientes a nuestro consejo empresarial, invitamos a las asociaciones a todos los planes estratégicos que estamos desarrollando para los próximos cinco años… Y lo más importante, en el diseño de todos los ensayos de nuestro hospital incorporamos a los pacientes para que nos den sus ideas, que muchas veces corrigen los protocolos. Sin el paciente ya se nos puede llenar la boca, pero no vamos a ningún sitio. Si no nos lo creemos de verdad y aterrizamos el concepto no tiene sentido lo que hacemos«.
En todas las fases
El punto de vista de la AEMPS lo aportó en el diálogo Juan Estévez: «Lo que intentamos desde la Agencia es que la participación del paciente se produzca en todas las fases del desarrollo del ensayo. Para empezar en su diseño. Tiene que participar directamente en el diseño del protocolo. Después viene la autorización del estudio, y ahí la legislación es un factor clave, porque establece desde hace tiempo que tiene que haber al menos un representante de los pacientes en los comités de ética que se encargan, junto con la Agencia, de autorizarlos. Luego, por supuesto, como participantes en los ensayos y, por último, en el control de sus resultados. Es decir, que las conclusiones de todos los estudios sean comprensibles para el paciente, algo a lo que obligará pronto la legislación europea».
«En Farmaindustria -concluyó López-Belmonte- tenemos claro que España tiene una gran oportunidad en la investigación biomédica para atraer más inversiones internacionales gracias a la ventaja competitiva que nos da nuestro liderazgo en ensayos clínicos. El objetivo debe ser trazar una estrategia de país que a medio plazo permita dar un gran paso adelante y aprovechar esta oportunidad, y tal estrategia pasa por implicar en la investigación a más hospitales y por facilitar al máximo la circulación de pacientes para que puedan participar en estos ensayos».
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