Sin estudios que constaten su seguridad, son potencialmente cancerígenos a largo plazo
Los neumólogos desaconsejan el uso de cigarrillos electrónicos
Los cigarrillos electrónicos contienen sustancias idénticas a las ya presentes en los cigarrillos tradicionales, por lo que resultan potencialmente cancerígenos a largo plazo. Por ello, y ante la falta de evidencias científicas que constaten su seguridad y eficacia a largo plazo, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha emitido un comunicado en el que desaconseja su utilización.
En palabras del doctor Segismundo Solano, coordinador del Área de Tabaquismo de la SEPAR, «debido a la ausencia de datos específicos en la actualidad, los efectos a largo plazo del cigarrillo electrónico permanecen desconocidos. Pero posiblemente sean potencialmente adversos y merecedores, sin lugar a dudas, de una profunda investigación».
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya emitió un comunicado el pasado mes de julio desaconsejando su uso ante la presencia de altas cantidades de nicotina, propilenglicol y otros productos químicos tóxicos detectados en este tipo de cigarrillos.También nocivos a corto plazo
El uso de cigarrillos electrónicos es cada vez más común como método para sustituir o abandonar el tabaco. Muy especialmente entre los jóvenes, que valoran en mayor medida la posibilidad de optar por distintos sabores. Y también porque, erróneamente, los consideran menos dañinos que los cigarrillos tradicionales –consideración aludida para justificar su utilización por el 79,8% de los usuarios consultados en un estudio publicado este mismo año en la revista American Journal of Preventive Medicine.
Sin embargo, «distintos estudios han indicado que los cigarrillos electrónicos pueden causar cambios en los pulmones a corto plazo que son muy parecidos a los causados por los cigarrillos normales», recuerda el doctor Solano.
Tal es así que numerosos países –entre ellos España– han prohibido su venta a los menores de edad, mientras que otros, caso de Australia o Canadá, han prohibido totalmente su venta. Pero como lamenta la SEPAR, “en España aún no existe ningún tipo de regulación para la venta de este producto”.
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