La mortalidad en mayores de 75 años aumenta un 20,1% por cada grado superior a los 36,5º C
Recomendaciones para evitar y reaccionar ante un golpe de calor
Las olas de calor son un serio peligro para la salud pública. Según los resultados de un estudio llevado a cabo por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la mortalidad en personas mayores de 75 años aumenta un 20,1% por cada grado en que la temperatura máxima diaria supera los 36,5º C.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la última ola de calor que asoló Europa en 2003 causó cerca de 70.000 fallecimientos. De hecho, en nuestro país fallecieron 3.166 personas mayores de 65 años por esta causa.
Evitar los golpes de calor
Como explica la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFiCC), “el golpe de calor se produce cuando la temperatura del cuerpo llega a los 40º C, lo que supone unos 4º C más de la temperatura normal del organismo (36º C); y en esa circunstacia, los mecanismos que usa nuestro cuerpo para enfriarse, caso de la respiración, el sudor y la circulación, dejan de funcionar, lo que nos provoca pérdida de líquidos y otros peligros para la salud”.
Y es que ante un golpe de calor, los afectados pueden padecer, entre otros síntomas, mareos, confusión, desorientación, enrojecimiento, sequedad en la piel, ritmo cardiaco rápido, cefalea, vómitos, convulsiones e, incluso en los casos más graves, problemas para respirar.
La importancia de hidratarse
Así, y de cara a minimizar los riesgos, la AIFiCC recuerda la “importancia de beber bastante agua en los días que hace mucho calor, aunque no se tenga sed; de protegerse de la exposición directa del sol; de evitar realizar ejercicio físico entre las 12.00 del mediodía y las 16.00 de la tarde; de permanecer en lugares frescos; de usar protección solar alta; y de vestir con ropa ligera, clara, gorras y gafas de sol”.
De la misma manera, y ante la presentación de un golpe de calor, la Asociación aconseja “llevar a la persona a un lugar fresco, aflojarle la ropa y, de resultar necesario, enfriarlo rápidamente con un baño de agua tibia, no muy fría para evitar bajar la temperatura corporal bruscamente”.
Asimismo se recomienda ofrecer al afectado agua a pequeños sorbos y, en ningún caso, suministrarle medicamentos. “Y por supuesto, llevar a la persona al centro de salud más cercano”.