Día Internacional de la Mujer
Al poder decidir sobre su salud las mujeres toman las riendas de su futuro
La semana pasada asistí en Bruselas a la conferencia ‘She Decides’, en la que ministros y otros participantes de alto nivel reafirmaron su apoyo a que las mujeres y las niñas puedan tomar decisiones sobre su vida. La reunión llega en un momento en el que la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas se enfrentan a serios retos, y en el que nos arriesgamos a perder importantes avances recientes que tanto ha costado conseguir.
La reducción de la financiación destinada a la salud sexual y reproductiva es una pérdida no solo para las mujeres; también lo es para sus comunidades y la sociedad en general. Ahora bien, esto va más allá de la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Lo que está en juego es la posibilidad de que las mujeres y las niñas tomen decisiones sobre su cuerpo y su entorno para poder mejorar su salud, su futuro y su vida.
Datos irrefutables
Las estadísticas demuestran de forma inequívoca que invertir en anticonceptivos salva vidas, contribuye a la igualdad entre los sexos e impulsa el desarrollo económico. Si todas las mujeres que quieren evitar un embarazo utilizaran métodos anticonceptivos modernos –y si todas las mujeres embarazadas y los recién nacidos recibieran atención con arreglo a las normas recomendadas por la OMS– se estima que los embarazos no deseados se reducirían en un 70%, los abortos en un 67%, las muertes maternas en un 67% y las muertes neonatales en un 77% (tomando como referencia 2014).
Cada dólar invertido en métodos anticonceptivos modernos y en atención de buena calidad para las embarazadas y los recién nacidos arroja un beneficio estimado de 113 euros.
Al poder decidir sobre su salud, las mujeres toman las riendas de su futuro
Las mujeres deben poder tomar decisiones sobre su salud y los factores que influyen en ella –en particular en relación con su salud sexual y reproductiva y su entorno– y no solamente porque ello puede conducirlas a otras decisiones trascendentales.
Si una adolescente no se queda embarazada demasiado pronto, puede acudir durante más tiempo a la escuela y tener mejores oportunidades económicas y un futuro más independiente y pleno. Cada año adicional de escolarización de una niña aumenta sus futuros ingresos en un porcentaje entre el 10% y el 20%.
Si una mujer tiene la posibilidad de restringir el número de hijos que tiene espaciando los embarazos, puede invertir más en nutrición y atención para sí misma y sus hijos, y de ese modo contribuir al desarrollo cognitivo y capacidad para prosperar de su prole. La probabilidad de que un niño llegue a los cinco años de edad aumenta en más de un tercio cuando su madre puede espaciar sus embarazos tres años o más.
Si una adolescente tiene la posibilidad de decidir vacunarse contra el VPH, puede reducir drásticamente las posibilidades de tener cáncer cervicouterino, y de ese modo evitar la enfermedad y posibles gastos sanitarios catastróficos en el futuro.
Las mujeres deben poder decidir las políticas que les afectan
Para poder controlar sus vidas de este modo, las mujeres deben tener la posibilidad de participar en la formulación de políticas y programas que les afectan. Con demasiada frecuencia, las decisiones personales de las mujeres son pisoteadas por políticas retrógradas y normas sexistas que les prohíben ejercer sus derechos.
Por ejemplo, las mujeres y las adolescentes quizá tengan, en teoría, acceso a anticonceptivos, pero puede que haya normas aplicables a su sexo o su edad que lleve a los proveedores a negarles dicho acceso sin el consentimiento de su cónyuge o sus padres.
Las mujeres y las niñas son las más afectadas por su entorno inmediato –por ejemplo por la contaminación del aire de interiores y la falta de combustibles limpios. Cuando se obliga a las mujeres jóvenes a realizar tareas como recoger leña o agua, se les priva de tiempo que podrían utilizar para educarse.
En cambio, cuando las mujeres participan en la adopción de decisiones, pueden influir en las políticas para su beneficio. La participación social, política y económica de la mujer está estrechamente asociada con mejores resultados sanitarios para las mujeres y los niños. Algunos estudios ponen de relieve que los países que más progresos han conseguido en la reducción de muertes maternas e infantiles tienen un alto número de mujeres parlamentarias.
Que haya más mujeres dedicadas a la política es una forma importante de garantizar la protección y el fomento de la salud y los derechos de las mujeres; ahora bien, las mujeres solo representan el 23,4% de los parlamentarios en todo el mundo, por lo que aún queda mucho camino por recorrer.
Unidos en pro de las mujeres y las niñas
Las últimas décadas han sido testigo de extraordinarios avances en la salud de la mujer, en particular en relación con su salud y derechos sexuales y reproductivos. En estos momentos cruciales, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para avanzar y evitar retroceder.
La OMS está totalmente resuelta a desempeñar la parte que le corresponde estableciendo las normas y datos científicos que sustentan los avances en la salud de las mujeres y las niñas, y proporcionando datos y estimaciones sobre la magnitud de los desafíos e ideas innovadoras sobre cómo superarlos.
En el Día Internacional de la Mujer, todos debemos reafirmar de forma inequívoca nuestro compromiso para con la igualdad entre los sexos y los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas. Sencillamente debemos hacer todo lo posible para garantizar que las mujeres de todo el mundo puedan adoptar decisiones sobre su cuerpo y su entorno, algo que tendrá repercusiones positivas en su salud y su futuro.
La Dra. Flavia Bustreo es subdirectora general de Salud de la Familia, la Mujer y el Niño de la OMS.