Durante las edades más activas de la mujer, entre los 20 y los 50 años, cuando construye su carrera y su familia, la migraña puede detenerlas en seco. Y es que, la carga de esta enfermedad va más allá de los síntomas físicos, impactando profundamente en la calidad de vida de quienes la padecen. Según el presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Jesús Porta-Etessam, “la migraña es la primera causa de discapacidad en mujeres menores de 50 años y afecta a todas las esferas de la vida: a la esfera familiar, laboral y social”. «Sueñas con ser madre, con avanzar en tu carrera, pero la migraña puede interponerse en el camino”, lamenta.
“Vivir con migraña es como navegar en un mar de limitaciones. A menudo, esta condición se subestima y se minimiza, relegándola a un simple dolor de cabeza, pero para quienes la experimentamos, la migraña es mucho más que eso”, explica Ana Satrústegui, vocal de la junta directiva de la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE). “Cuando una crisis de migraña te golpea, la vida se detiene por completo y todo lo que podemos hacer es refugiarnos en la oscuridad, buscando desesperadamente alivio del ruido y los olores que suelen intensificar nuestro dolor. A veces, estos episodios pueden durar horas interminables o incluso días enteros, dejándonos atrapados en la cama y aislados del mundo exterior”, continúa.
Desde la incapacidad para realizar actividades diarias hasta la alteración de las relaciones interpersonales, la migraña puede generar ansiedad, depresión y una disminución significativa en la calidad de vida relacionada con la salud. Además, las personas con migraña enfrentan dificultades en el ámbito laboral, con un aumento del absentismo y del presentismo, lo que se traduce en una pérdida económica tanto para el individuo como para la sociedad en general.
El diagnóstico de la migraña, un desafío
La migraña es un trastorno debilitante que incluye tanto formas episódicas como crónicas. La migraña episódica (EM) se caracteriza por tener hasta 14 días de dolor de cabeza al mes, mientras que la migraña crónica (MC) se caracteriza por dolor de cabeza durante 15 o más días al mes durante 3 o más meses, de los cuales 8 o más días cumplen los criterios de migraña. A pesar de la frecuencia de las crisis y la consiguiente limitación que provocan, la migraña suele ser banalizada y, por tanto, invisibilizada.
El diagnóstico de la migraña puede ser un desafío, con pacientes que a menudo tardan años en recibir un diagnóstico adecuado. Esto contribuye a un mayor sufrimiento y a un manejo inadecuado de la condición. Además, la falta de acceso al tratamiento preventivo agrava la situación, ya que solo alrededor del 36,6% de los pacientes que cumplen los criterios para este tipo de tratamiento lo están recibiendo actualmente.
Retos en migraña
Según el Dr. Porta-Etessam, “es crucial abordar el estigma social que rodea a esta enfermedad, así como garantizar un acceso equitativo a los tratamientos para los pacientes que los necesiten. Nuestro objetivo es brindar atención adecuada y efectiva en las consultas, como las Unidades de Cefalea, para aquellos pacientes con discapacidades graves. Además, es fundamental intervenir de forma temprana para evitar la progresión de la migraña episódica a crónica y proporcionar el apoyo necesario en cada etapa”.
La migraña impacta tanto a nivel personal como profesional. Satrústegui resalta que “durante las edades más activas de la mujer, entre los 20 y los 50 años, cuando estamos construyendo nuestras carreras y familias, la migraña puede detenernos en seco. Sueñas con ser madre, con avanzar en tu carrera, pero la migraña puede interponerse en el camino”. De esta forma incide en que la migraña no solo causa dolor físico, sino que también puede ser una barrera para alcanzar metas y disfrutar de momentos significativos en la vida.