Otrora denominado enfermedad o psicosis maniacodepresiva, el trastorno bipolar se caracteriza por la alternancia de períodos de depresión con períodos de elevación anormal del estado anímico (manía) o de algún grado de excitación. En consecuencia, el afectado suele oscilar entre la alegría y la tristeza de una forma más acusada que las personas que no padecen este trastorno. Puede desarrollarse a cualquier edad y se sospecha que tiene un carácter hereditario. La frecuencia es similar en hombres y mujeres.
Los síntomas más comunes del período de manía son: excitación; humor elevado; actividad sin reposo e improductiva; disminución del pudor; aceleración descontrolada del pensamiento; dificultad para la concentración; exceso de confianza; hiperempatía; negligencia en el sueño, la alimentación o la higiene; hipersensibilidad afectiva y emocional; y habla abundante, acelerada e imparable (logorrea).
Por su parte, los síntomas típicos del período de depresión son: pérdida de la autoestima; sentimientos de desesperanza y de culpabilidad excesivos o inapropiados; fatiga prolongada; lentitud exagerada; somnolencia diurna persistente; insomnio; problemas de concentración; dificultad para tomar decisiones; pérdida del apetito; pensamientos anormales sobre la muerte; y pensamientos sobre el suicidio, planificación de suicidio o intentos de suicidio.