Trastorno bipolar

Aprovechando la celebración del Día Mundial del Trastorno Bipolar, el 30 de marzo, la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) ha resaltado algunos de los datos de su ‘Estudio Madrid sobre prevalencia y características de los pacientes con patología dual en tratamiento en las redes de salud mental y de atención al drogodependiente’. Entre ellos que más del 24% de los pacientes de centros de atención de adicciones presentan un diagnóstico de trastorno bipolar.

De hecho, este grupo concreto muestra mayores tasas de uso del alcohol y de cocaína y comienzan a consumir estas sustancias de forma problemática a una edad más temprana. “La adicción y el trastorno bipolar a menudo coexisten y se influyen mutuamente, lo que puede complicar tanto el diagnóstico como el pronóstico y el tratamiento”, indica Ignacio Basurte, miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Patología Dual y director médico de la Clínica López Ibor de Madrid.

La SEPD ha querido plantear esta realidad para concienciar a la sociedad y a los profesionales sanitarios sobre la relación entre ambas partes y su complejo abordaje. De hecho, Basurte recuerda que las personas con trastorno bipolar son siete veces más propensas a desarrollar problemas por uso de sustancias en comparación con aquellas que no tienen ese diagnóstico.

“El alcohol es la sustancia más comúnmente consumida, seguida por la marihuana, la cocaína y los opioides. Hay que tener en cuenta que el uso de éstas puede empeorar los síntomas del trastorno bipolar e incrementar el riesgo de psicosis, suicidio y autolesiones”, advierte el portavoz de la SEPD.

Características

Según diversos estudios epidemiológicos, se calcula que entre el 1% y el 2% de la población mundial padece algún tipo de trastorno bipolar, una condición de salud mental que provoca cambios repentinos en el estado de ánimo. Pero también en los niveles de energía y de actividad, así como en la capacidad de concentración de las personas que lo sufren.

La mayoría suelen alternar episodios de euforia, de irritabilidad y de altos niveles de energía con otros depresivos caracterizados por la tristeza o la indiferencia. Es decir, pasan radicalmente de estar ‘muy arriba’ a ‘muy abajo’ Y en ambas fases el riesgo de caer en una o varias adicciones aumenta: en la primera, la impulsividad repercute en comportamientos relacionados con el abuso de sustancias; mientras que en la segunda tienden a utilizarse para aliviar los síntomas del trastorno.

Desde el punto de vista de Basurte, es importante reconocer la interdependencia de ambas condiciones y abordarlas de forma combinada, “teniendo en cuenta la sensibilidad de un paciente bipolar a ciertas sustancias o situaciones que pueden desencadenar un episodio de manía o depresión”. Por otra parte, en este enfoque también debe ponerse énfasis en la importancia del apoyo terapéutico continuo, la educación del paciente y de sus familiares y cuidadores, así como el seguimiento a largo plazo. Todo ello es esencial para mejorar los resultados y reducir la posibilidad de recaídas.