El Premio Nobel de Medicina o Fisiología del presente 2015 ha recaído en tres investigadores dedicados a la lucha frente a las enfermedades parasitarias. Concretamente, el Instituto Karolinska de Estocolmo, institución responsable de la concesión del galardón, ha reconocido al irlandés William C. Campbell y al japonés Satoshi Ōmura por su labor en la investigación de la elefantiasis y la oncocercosis –ambos investigadores compartirán medio premio– y a la china Youyou Tu por su contribución al abordaje de la malaria.
Como explica el Instituto Karolinska, “este año, los laureados con el Nobel han desarrollado terapias que han revolucionado el tratamiento de algunas de las enfermedades parasitarias más devastadoras. Así, el Premio Nobel en Medicina o Fisiología 2015 ha sido dividido, recayendo una mitad en William C. Campbell y japonés Satoshi Ōmura por sus descubrimientos sobre una terapia novedosa frente a infecciones causadas por parásitos vermiformes, y la otra mitad sobre Youyou Tu por sus descubrimientos sobre una terapia novedosa frente a la malaria”.
No en vano, como resalta el Instituto Karolinska, “las enfermedades causadas por parásitos han supuesto una plaga para la humanidad a lo largo de milenios y constituyen uno de los mayores problemas de salud a nivel global. En particular, las enfermedades parasitarias afectan a los países más pobres del planeta y representan una barrera enorme para mejorar la salud y el bienestar de los seres humanos”.
Malaria
Nacida en China en 1930, Youyou Tu comenzó en la década de los años 60 sus investigaciones con plantas medicinales tradicionales para tratar la malaria. No en vano, en aquella época la eficacia de la cloroquina y la quinina, sustancias habitualmente utilizadas en el abordaje de la enfermedad, había disminuido significativamente, lo que había dado lugar a un notable repunte de la incidencia de la infección.
Concretamente, los estudios de Youyou Tu, llevados a cabo mediante la revisión de más de 2.000 recetas medicinales tradicionales y la evaluación de la eficacia de cerca de 400 extractos de plantas, posibilitaron la identificación de la artemisinina, antipalúdico altamente eficaz en el tratamiento de la malaria causada por el patógeno ‘Plasmodium falciparum’.
La artemisinina, compuesto extraído del ajenjo, posibilita en combinación con otros fármacos una reducción de la mortalidad por malaria del 20% en adultos y del 30% en niños. Una eficacia ciertamente relevante cuando se atiende a que esta enfermedad transmitida por mosquitos causa cada año la muerte de cerca de medio millón de personas en todo el mundo –o como resalta el Instituto Karolinska, “solo en África supone más de 100.000 vidas salvadas cada año”.
Elefantiasis y oncocercosis
Nacido en 1935, el microbiólogo Satoshi Ōmura ha centrado su labor en la investigación de las streptomyces, grupo de bacterias de las que se extrae, entre otros compuestos, antibióticos como la estreptomicina. Una labor continuada por el parasitólogo William C. Campbell, cuyo trabajo posibilitó la identificación de la ivermectina, un derivado de la ivermectina, derivado de la avermectina que presenta una gran eficacia, con mínimos efectos secundarios, en el tratamiento de algunas de las principales parasitosis ocasionadas por vermiformes –o ‘gusanos’, como las filarias– y transmitidas por insectos: la filariasis linfática o ‘elefantiasis’, causada por la filaria ‘Wuchereria bancrofti’; y la oncocercosis o ‘ceguera de los ríos’, causada por la filaria ‘Onchocerca volvulus’.
Como concluye el Instituto Karolinska, “la importancia de la ivermectina en la mejora de la salud y el bienestar de millones de personas con ‘ceguera de los ríos’ o filariasis linfática, muy especialmente en los regiones más pobres del mundo, es inconmensurable”.
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