200.000 empleos en España
La industria farmacéutica innovadora, motor del empleo y la economía
Si bien el objetivo primordial de la industria farmacéutica es investigar, descubrir y desarrollar nuevos medicamentos que permitan mejorar la salud y la calidad de vida de las personas que sufren algún problema de salud, el sector farmacéutico se ha convertido en uno de los principales dinamizadores de la economía de los países que cuentan con compañías farmacéuticas asentadas. Así, y en el caso de nuestro país, como recoge el informe ‘El valor del medicamento desde una perspectiva social’ elaborado por el centro de investigación en Economía de la Salud Weber, es el sector industrial que más invierte en I+D, siendo responsable de uno de cada cinco euros que se destinan a este ámbito estratégico para cualquier economía desarrollada.
Como explica Farmaindustria, “un factor clave es que el sector farmacéutico se distingue por sus efectos tractores sobre otros sectores de la economía, algo especialmente revelador en el ámbito de la generación de empleo. Así, la industria farmacéutica genera en España unos 40.000 empleos directos, de los que el 59% son profesionales con estudios universitarios, y es el sector de la alta tecnología con más empleo –un 58% del total”.
Empleo y economía
Sin embargo, los efectos beneficiosos del sector farmacéutico sobre el mercado de trabajo no acaban aquí. Como destaca Farmaindustria, “sumando el empleo directo con los puestos indirectos e inducidos generados por las compañías farmacéuticas como consecuencia de su actividad, el empleo que depende de la industria farmacéutica asciende en España a los 200.000 puestos. Esto supone que, por cada empleo directo, el sector farmacéutico permite mantener otros cuatro indirectos en nuestro país, una tasa que, con leves variaciones, se mantiene en el caso del continente europeo, donde la fuerza laboral directa de las compañías farmacéuticas ronda las 800.000 personas”.
En total, y según los datos registrados en 2014, se estima que el sector farmacéutico mantiene en todo el mundo 5,1 millones de puestos de trabajo directos, cifra que supone un incremento de un 42% con respecto a 2006.
Es más; además de su generación de empleo, el sector farmacéutico cuenta entre sus puntos fuertes su capacidad para generar productividad y valor añadido a la sociedad donde desarrolla sus actividades. En nuestro país existen actualmente casi 350 empresas fabricantes de productos farmacéuticos, con una producción valorada en más de 15.000 millones de euros –el 24% del conjunto de la alta tecnología del país.
Como refiere Farmaindustria, “a escala mundial, la producción de la industria farmacéutica asciende a unos 750.000 millones de euros según los datos de 2014. Y en cuanto al valor añadido bruto, suma 341.000 millones de euros según datos de 2014, una cifra comparable al producto interior bruto (PIB) de países como Austria, Noruega, Bélgica o Polonia”.
Además, se trata de un sector en crecimiento, tal y como muestran las cifras a escala europea. Así, el informe revela que la industria farmacéutica europea ha experimentado una notable expansión a lo largo de los últimos 15 años: en 2015, el sector generó en su conjunto productos por valor de más de 238.000 millones de euros, lo que supone un incremento del 90% con respecto al año 2000.
En este contexto, “y de manera similar –concluye Farmaindustria– a lo que ocurre con el empleo, la producción del sector farmacéutico presenta importantes efectos tractores sobre la tecnología y la producción de otros sectores, generando efectos indirectos e inducidos sobre la producción. Según distintos estudios recogidos por el informe, por cada 1.000 euros de producción en medicamentos se generan entre 1.300 y 2.300 euros adicionales en otros sectores relacionados como industria química, transporte y comunicaciones, comercio y hostelería o papel e impresión, entre otros”.