Todo ello a pesar de que la apnea del sueño, además de causar un importante deterioro de la calidad de vida de los pacientes, se asocia con importantes consecuencias para la salud, muy especialmente a nivel cardiovascular. De hecho, la apnea del sueño duplica, cuando no triplica, el riesgo de hipertensión arterial. Y distintos estudios han mostrado que el 80% de los pacientes con hipertensión arterial grave presentan apnea del sueño, así como que el tratamiento de la apnea conlleva una mejora significativa del control de la presión arterial.
Por todo ello, como apunta el doctor Ferrán Barbé Illa, del Servicio de Neumología del Hospital Universitari Arnau de Vilanova de Lleida, “la apnea del sueño debe ser considerada una enfermedad tan importante como la hipertensión arterial o la diabetes, ya que afecta a un número elevadísimo de personas y tiene destacadas consecuencias a nivel cardiovascular. Una apnea que, además, tiene un tratamiento eficaz”.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo para el desarrollo de la apnea del sueño son el sexo masculino, tener una edad avanzada y, sobre todo, la presencia de obesidad. Y a ello se aúna, como recuerda el doctor Barré, “el consumo de tabaco, la ingesta de alcohol y la administración de pastillas para dormir”.
Y en este contexto, y con objeto de paliar el impacto de la apnea del sueño sobre la salud pública, los especialistas consideran que el modelo asistencial debe sustentarse en la organización en red y en la estratificación del riesgo del paciente.
Así, y como concluye el doctor Barré, “una vez identificado y diagnosticado el enfermo con apnea del sueño, y cuando ya se ha instaurado un tratamiento adecuado, se debe establecer un estricto seguimiento desde la Atención Primaria”.